El primer día de colegio del niño de tres años con una traqueotomía se queda en el intento
«No hemos podido entrar al aula. Educación me pide que firme un documento para dejarle en el que me responsabilizo si le ocurre algo, y me he negado», dice la madre de Sergio
Sergio, el niño de tres años que tiene una traqueotomía por un problema de nacimiento en las cuerdas vocales, vivió ayer su primer día de 'no cole'. Apenas unos minutos le duró la ilusión al pequeño, que aún no ha podido escolarizarse por no estar dotado el centro de un profesional de apoyo capacitado para atender su discapacidad. «¡Vamos!», exclamaba contento mientras encaminaba la cuesta de entrada al colegio Menéndez Pelayo, donde está matriculado desde mayo. «Vaya... no hay niños», decía extrañado al pisar el patio de la mano de su madre, Mónica Expósito. «Están en clase», le responde ella (son las diez de la mañana). Con ganas de llegar, el pequeño subía con premura las escaleras buscando «los animales» dibujados que un día vio en la que iba a ser su aula. Pero el plan se quedó en el intento. A las puertas de clase, tuvieron que darse media vuelta.
«No hemos podido entrar porque me han pedido que pase por la Consejería de Educación a firmar un documento en el que yo me hago responsable si le ocurre algo al niño, y me he negado», explica su madre. Después de cinco meses de curso perdidos y en vista de que la situación se alarga «sin que Educación me dé una solución que responda a las necesidades de mi hijo, que es dotar al centro de una enfermera escolar» (parece que no vale un técnico sociosanitario, puesto que se puede negar a atenderle por exceder de sus competencias), Mónica cumplió con el aviso que había comunicado al centro y llevó a Sergio «para que estuviera con sus compañeros».
«Mientras esto se arregla, yo me ofrezco, como madre, a permanecer en el pasillo, en una habitación aparte, en el patio o donde sea, mientras el niño está en clase, pero no lo aceptan». Así que nada más llegar fueron recibidos (y despedidos a continuación) por la directora. «En el colegio están encantados con la idea de tener un técnico o una enfermera, a ellos también les da mucha pena que Sergio no haya podido empezar a clase», comenta su madre. Pero el escollo está en la Consejería, desde donde «la alternativa que me ofrecen es que le lleve al colegio Antonio Mendoza, que está a dos kilómetros de mi trabajo y sí cuenta con una enfermera, pero a media jornada, con lo cual tampoco me vale», se queja.
Después de la breve entrevista que mantuvo con el presidente del Gobierno, Miguel Ángel Revilla, «confiaba en que me dieran una solución, pero no ha sido así. No me garantizan que de cara al próximo curso el niño pueda cambiar de Antonio Mendoza al Menéndez Pelayo, así que dije que no. Estamos igual que al principio. Primero el problema era que los diez técnicos sociosanitarios que iba a contratar Educación no se habían incorporado; ahora me dicen que nueve ya están en sus plazas. Y mi hijo sigue sin poder ir al colegio», lamenta Mónica, dispuesta a seguir luchando «para que Sergio esté integrado, pueda normalizar su situación y se ponga fin a esta injusticia».