El Puerto limita a 15 nudos la velocidad en la Bahía para garantizar la seguridad de los bañistas
Los propietarios de embarcaciones de recreo y Los Reginas aplauden la norma: «Las motos de agua se han ganado la mala fama que tienen»
Antes de que la Bahía de Santander se llene este verano de cientos de barcos, lanchas y motos de agua, la Autoridad Portuaria (APS) ha ... decidido limitar la velocidad máxima a 15 nudos, lo equivalente a unos 28 kilómetros por hora. El criterio para aplicar esta medida, que entró en vigor el pasado 1 de junio, es «garantizar la máxima seguridad de los bañistas y deportistas» en la zona I, la limitada por la línea recta que une la Isla de la Torre y Punta Rabiosa y la proyección de los puentes de las carreteras S-10 sobre la Ría de Boo y CA-141 sobre las Rías de San Salvador y Cubas. En resumidas cuentas, de El Puntal hacia adentro.
Teniendo en cuenta que las matriculaciones de embarcaciones de recreo en Cantabria durante el primer cuatrimestre del año han crecido un 23% en comparación con el ejercicio anterior (y un 16% con respecto a 2019), la APS «debe de ser absolutamente estricta, sobre todo en la franja próxima a las playas, donde la limitación es de 3 nudos y donde hay una mayor interacción entre embarcaciones y bañistas. Me pone los pelos como escarpias pensar en esas motos de agua pasando a gran velocidad cerca de los niños», ha dicho el presidente de la Autoridad Portuaria de Santander, Francisco Martín.
Y para que se cumpla esta norma, que principalmente afectará a los usuarios particulares de motos de agua, ya que rara vez lanchas o embarcaciones de recreo sobrepasan los 15 nudos en el interior de la Bahía –Los Reginas, por ejemplo, navegan a un máximo de 10 nudos– se ha dotado a la Guardia Civil de radares móviles.
El incumplimiento de la ordenanza se considera infracción leve y la sanción oscila entre los 300 y los 3.000 euros, pero si el exceso de velocidad produce un accidente o pone en riesgo la vida de otras personas tiene el agravante de delito y la multa económica podría superar los 60.000 euros.
Dicho esto, los usuarios de las embarcaciones de recreo aplauden la medida, incluidos aquellos que pasan la jornada laboral sobre una moto de agua. «Nosotros lo vemos estupendo. El año pasado fue exagerada la cantidad de particulares con este tipo de embarcación y que respetan lo mínimo. Y lo decimos nosotros, que trabajamos con ello, pero es que las motos de agua se han ganado la mala fama que tienen», cuenta a este periódico Daniel Noriega, gerente y monitor de Alquiler Motos de Agua Santander, empresa dedicada a excursiones por la Bahía.
Rafael Bedia, administrador de Los Reginas, no es partidario de limitar, en el sentido más estricto de la palabra. Es más partidario de dar libertad y apelar a la responsabilidad individual, «pero es verdad que las velocidades de las motos se han incrementado mucho y, si han aprobado esa ordenanza, habrán tenido en cuenta diferentes factores».
Uno de ellos ha quedado claro, preservar la seguridad de los bañistas en aguas de la Bahía de Santander. El otro factor se centra en la conservación del entorno: «Los consumos naúticos crecen al cuadrado de la velocidad». Se refiere el presidente de la APS a navegar más despacio para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero. Algo que viene persiguiendo desde hace años la Organización Marítima Internacional (OMI), ente responsable de fijar las normas sobre medio ambiente en esa capa que actúa de frontera entre el cielo y el mar.
Protección del águila pescadora
Para Ecologistas en Acción la limitación de la velocidad a 15 nudos en la Bahía no es suficiente. Por un lado porque «antes se creía que había que ir mucho más lento, así que ahora iremos como nos dé la gana», señala Oscar García. Y por otro, porque la contaminación acústica -que producen sobremanera las motos acuáticas- seguirá presente. «Es incomprensible que se esté tramitando el Plan de recuperación y conservación del águila pescadora y se esté favoreciendo afectaciones que la pondrán en riesgo, a ella y a muchas especies en zonas de especial conservación, como los tramos del río Miera».
El presidente de la Autoridad Portuaria, Francisco Martín, lo tiene claro: «Pienso fundamentalmente en las personas, especie que hay que proteger sobre todo». «Antes no había limitación y nunca les he oído poner una alternativa encima de la mesa. La velocidad de 15 nudos es razonable, mejor que nada». Aun así, no es competencia de la Autoridad Portuaria establecer el ruido máximo permitido, «pero coincido en que es una molestia adicional», señala Martín.
En la memoria colectiva está grabado el trágico accidente ocurrido en 2019 cuando un hombre de 42 años falleció tras chocar la moto de agua en la que viajaba con un amigo en la zona del Puerto Deportivo Marina del Cantábrico, en Raos (Maliaño). O las imágenes de la invasión de cientos de motos el verano pasado en el embarcadero de El Puntal.
«Ese es el principal problema en la bahía, que no respetan ni la distancia a la playa ni la velocidad. En un barco como mucho irás a nudo y medio. Espero que con esta norma tengamos un verano tranquilo», cuenta a este periódico Javier Moreno, patrón de barco.
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