«No queda camping gas, ni hay ni se espera»

El «por si acaso» está en el origen. También lo vivido en pandemia («que aquí no iba a llegar», «que tampoco iban a hacer falta las mascarillas»...). Las frases salen de una conversación con una familia de Parbayón. Han encargado por Amazon un hornillo, una bombona, el regulador de gas, velas con duración de 24 horas... «Nos falta el hornillo -pagaron 35 euros-. Lo pedimos hace dos semanas y no ha llegado. Nos han dicho que nos pongamos en contacto directamente con el suministrador». Linterna ya tenían, pero han reforzado la despensa de pilas y andan haciendo hueco para agua embotellada y algo más de comida no perecedera que de costumbre. Han comprado hasta un trébede, un cacharro para cocinar al fuego de la chimenea.

Su caso, visto lo visto, no es aislado. «Generadores quedan poquitos y camping gas están agotados», se escuchaba ayer por los pasillos de Leroy Merlin. Y la ronda de llamadas por varias ferreterías empezaba así:

-Le llamo por esto del apagón.

-No me digas más, no quedan camping gas.

«La gente anda como loca. No es que no los tenga yo, es que no los hay y están dando fechas de entrega para febrero. Es constante, veinte llamadas por la mañana y otras veinte por la tarde desde hace una semana. También tiran de linternas y esas cosas, pero la verdadera obsesión es el camping gas, el de cartuchos». Eso comentaba Fernando Moreno, de Ferretería Santander.

Hay demanda de generadores, crece la de pilas, se venden velas (y mecheros, cerillas...). Suben, obviamente, los precios. Hasta se espera que empiecen a venderse también estufas de gas. Pero las peticiones estrella (y los problemas para abastecerse) tienen que ver con hornillos. «El de cartucho, el del maletín, no lo tenemos. Pero ahora mismo -por ayer a media mañana- tengo unas quince cocinas de camping gas de las de la bombona azul y unas diez de dos fuegos, para la bombona azul o la naranja. Las tengo ahora mismo porque me acaban de llegar. Las tenía pedidas hace tiempo y de hecho, de lo que me ha llegado, ya tenía la mitad reservada y pagada. Lo que se vende es la cocina más la botella y botellas sí tengo». Lo explicaba Paco Gómez-Lavín, de Ferretería Montañesa, que presumía, claro, de género en el escaparate. Insistía, eso sí, en lo de que las tenía «ahora mismo», porque no sabía lo que le iban a durar. «Los que más la están comprando -puntualizaba- son gente mayor».

«¿Y no será una cosa de Santander? Pregunta en Reinosa, por ejemplo, que allí están acostumbrados a la nieve o a quedarse aislados en los pueblos» -frase de redacción-. Dicho y hecho. «A quedarse aislados por nieve, sí. Pero a quedarse sin luz, no. La semana pasada ha sido impresionante. Entre infiernillos para cocinar y farolillos de gas para iluminar... Me queda sólo de los de la bombona y poco. De eso, hemos vuelto a pedir. Llegará algo. Pero el camping gas desechable ni hay ni se le espera. Ni plazo de entrega. Había gente que venía preguntando y les decía que vinieran la semana que viene por si tenía algo. Nada, se llevaban lo que había», contaba tras atender al final de la mañana Daniel De las Fuentes, de la Ferretería Los Pedros, en la capital campurriana.

«Para que te hagas una idea -resumía Rafael Martín, 'Tito', de la Ferretería La caja de la Herramienta, en el caso de las linternas-, las que se vendían ya últimamente eran las que se pueden recargar a la red. Las de pilas, menos. Pero en las dos últimas semanas todo lo que sea de pilas... Tenemos una linterna muy buena, con unos imanes, que da mucha luz. De esa podíamos estar vendiendo una o dos a la semana, como mucho. Pues una caja de doce ha durado unos pocos días». Y, claro, de lo del camping gas, como todos, también tiene «lista de espera» y anda como el resto. Esperando por si llega algo. «Nosotros estamos en Cadena 88 y hace quince días ya empezamos a ver cómo venía la historia. Había más de 3.000 en la central y se agotaron en pocos días».

Martín opta, en todo caso, por la calma. «Ahora pasa esto, te lías a comprar género y luego igual sale otra noticia y te lo comes. No voy a volverme loco».