Las reservas hoteleras están ya en el 40% y crece la demanda de casas rurales
El sector cree que podrá salvar la temporada en julio y agosto y afrontará una importante inversión para cumplir los nuevos protocolos de seguridad
El sector hotelero, turismo rural y campings de Cantabria se encuentran en pleno proceso de reapertura para recibir a los veraneantes a partir del ... último fin de semana de este mes. De momento, han perdido las reservas del turismo inglés, francés y holandés, que es fiel a este destino, y respecto al nacional, se presenta fuerte y crecen las reservas para julio y agosto, con un cambio de tendencia por parte de los clientes, que este año se decantan por casas unifamiliares situadas en lugares aislados y, también, por bungalós, con un notable crecimiento de las reservas, que están en el 75%.
«No se trata de que estemos abriendo por temporada, sino más bien estamos abriendo por primera vez, ya que parece que estamos al frente de un negocio nuevo por la cantidad de cambios que tenemos que asumir, además de la inversión para establecer las medidas de seguridad sanitaria», señala Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural de Cantabria.
Todo ha cambiado de cara a la temporada. «Ya no promocionamos las playas, la decoración de la posada o un entorno acogedor. Ahora tenemos que promocionarnos como destinos seguros, con fácil movilidad, con poco contacto con los demás. El cliente está optando por casas completas, familiares, donde poder estar solos para moverse libremente y sin riegos de contagio del covid-19. Están deseando salir para tener este tipo de planes», destaca Blanco.
Por sectores
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Jesús Blanco. Presidente de la Asociación de Turismo Rural «Ya no promocionamos nuestras playas o unas habitaciones acogedoras; ahora tenemos que promocionarnos como un destino seguro»
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Ángel Cuevas. Presidente de la Asociación de Hostelería «Esto no es dar a un interruptor y empezar a trabajar. Se necesita tiempo para perder el miedo. La gente no entra a los restaurantes»
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Eneko Valle. Presidente de la Asociación de Campings «Hay una alta demanda de bungalós, el cliente busca alojamiento con cocina propia para evitar riesgos. Si el tiempo nos respeta, será un buen verano»
El sector da por perdido el mes de junio, pero de cara a julio y agosto tiene buenas sensaciones. «La ocupación hotelera en Santander a día de hoy está al 40% y en el resto de la provincia al 25% y 30%, por lo que todavía queda recorrido por hacer», apunta Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, y señala que existen «buenas sensaciones, pero también el miedo está presente. Muchos restaurantes han abierto, pero los clientes no están entrando al interior, solo van a las terrazas».
Existe un temor a cómo será el comportamiento del cliente y también a un posible rebrote, que sería una fatalidad para el negocio. «La cancelación gratuita de última hora con la que cuenta la mayoría de los establecimientos es otra de las preocupaciones», apunta Cuevas. «Esto no es encender un interruptor y empezar a trabajar. La sociedad tiene que sentirse segura y lleva tiempo», añade el presidente de la hostelería cántabra; «la situación mejorará a partir de la apertura de la movilidad geográfica, que es fundamental para que haya negocio».
Por su parte, el presidente de la Asociación de Campings, Eneko Valle, informa de que la ocupación de los establecimientos está «entre un 60% y un 70%, así que si el tiempo nos respeta será un buen verano». Este año están despuntando las reservas de bungalós con cocina propia ('self-catering'), que están cerca del 75% de su ocupación. «Se está demandando más que en años anteriores y creemos que este comportamiento se puede trasladar a las demás parcelas del camping».
El sector se muestra optimista de cara a los próximos meses y considera que «la demanda española se presenta fuerte y puede salvar la temporada, a pesar de la caída del turismo extranjeros, que representa el 30% de las reservas», destaca Pablo Alonso, propietario de un camping. «También hay que contar con un incremento de personal para poder cumplir con las medidas de seguridad», advierte.
El sector debe afrontar una inversión económica para adaptar los establecimientos a los protocolos de seguridad señalados por el Ministerio de Salud, desde los generadores de ozono para desinfectar, a los productos de limpieza, lavandería a altas temperaturas, y la reorganización de entradas y salidas o los bufés de desayuno que desaparecen de muchas ofertas hoteleras.
«La adaptación del sector turístico a todos estos protocolos para reforzar la seguridad implica directamente un mayor gasto», destaca Cuevas. «La inversión de reapertura en una posada, por ejemplo, va desde los dos mil euros para arriba. La duda es si podremos con todo ello, pero es importante posicionarse como un lugar seguro», subraya Blanco.
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