En el Seve, tras los recortes de Ryanair: pasajeros indignados y también resignados
Lamentan que Santander sea una uno los destinos perjudicados con la supresión de rutas
El aeropuerto Seve Ballesteros-Santander amanece con aparente normalidad. Las puertas de llegadas se abren, las maletas ruedan hasta la salida y en la zona ... de facturación se forman colas rumbo a Bruselas. Pero bajo esa rutina hay un tema que lo invade todo: Ryanair confirmó hace apenas un día que suprime las rutas de París, Roma, Milán y Viena y la noticia resuena en cada conversación. El vuelo procedente de Roma, de la misma aerolínea, que aterriza cinco minutos antes de lo esperado, a las 8.25 horas, se convierte hoy en el reflejo de lo que sienten muchos viajeros: sorpresa, enfado y temor a quedarse cada vez más aislados.
Entre quienes desembarcan desde la capital italiana predomina la indignación. Roma es una de las escapadas más frecuentes para los cántabros que buscan un destino cercano y asequible. «Este vuelo lo he cogido varias veces porque era barato y directo», dice Lucía Sánchez, profesora santanderina que aprovecha los puentes para hacer escapadas rápidas. A su lado, Pedro Fernández, que regresa a casa tras pasar unos días en Italia con su mujer, añade que «Cantabria necesita estar bien comunicada, parece que siempre estamos a la cola».
No son los únicos en lamentar la pérdida. También los turistas reconocen que este tipo de noticias son determinantes a la hora de elegir destino. Sin opciones directas de vuelo el destino se convierte en algo menos llamativo. Ana y Marco Bianchi, una pareja de Florencia, cuentan que han venido precisamente porque había un enlace directo: «Si lo quitan, sinceramente, no sé si volveremos. No compensa hacer escala o viajar hasta Bilbao».
Para otros, el recorte supone un golpe directo en lo laboral y lo personal. Javier López, de Castro Urdiales, viaja a Italia cada dos o tres meses por trabajo y este enlace le resulta vital. «El vuelo es perfecto. Lo que me preocupa es que sea solo el principio y empiecen a caer más rutas. Al final te obligan a gastar más y perder tiempo». Algo parecido ocurre con María Gutiérrez que viaja con frecuencia a Roma porque allí vive su hermana mientras que estudia periodismo en la universidad La Sapienza. «Me gusta visitarla de vez en cuando y ahora más que se acaba de instalar. Es mi hermana pequeña y quiero que esté bien». Sin este enlace, tendrá que ir a Bilbao o Madrid, lo que significa perder prácticamente medio día en desplazamientos.
Al viajar el principal objetivo de la mayoría de personas es relajarse y quedarse al margen de las noticias. Algunos ni siquiera están al tanto de los recortes hasta que pisan la terminal. José Manuel, acaba de volver de su primer viaje al extranjero y confiesa que se ha enterado de la noticia en el mismo aeropuerto. «Me acabo de jubilar, es mi momento para poder viajar y me gustaría que hubiera este tipo de vuelos directos». María Ángeles, del mismo grupo de amigos, también estrena viaje internacional y siente que se esfuma una facilidad que había descubierto ahora: «Salir desde aquí nos parecía facilísimo, casi como coger un autobús».
Mientras tanto, en la zona de salidas, quienes facturan para Bruselas también opinan. Álvaro Martínez, de Santander, asegura que mientras esa ruta no se toque, no se preocupa demasiado. «Entiendo que la gente esté molesta, pero a mí personalmente no me afecta tanto». Aunque asume que ve el anuncio como «un retroceso» que dejará más aislada a Cantabria. Sin embargo, siempre hay quienes tratan de ser más prácticos y adoptan una postura más pragmática, como hace Fernando Castillo: «Cuando lo quiten, me voy a Bilbao y ya está. Es más cómodo aquí, claro, pero no hago un drama».
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