Boa Mistura culmina junto a más de mil vecinos la intervención artística que une mar y ciudad
Una obra colectiva con la palabra Alma convierte los silos del Puerto de Santander en un gran mural visible desde la bahía
«Las almas se van haciendo sueño, alma dormida y plácida.» Uno de los versos del poema 'Canción final' de José Hierro pondrá el broche ... final a una obra que ha nacido del diálogo entre el arte, la ciudad y el mar. En unos días, cuatro silos de la Terminal de Graneles Agroalimentarios del Puerto de Santander lucirán una nueva piel. En cada uno de ellos, una letra formará la palabra Alma, visible desde distintos puntos de la bahía, incluso desde la terraza del Centro Botín. Una palabra sencilla, pero poderosa, que resume el espíritu de un proyecto concebido como un acto de cooperación y de identidad compartida.
La iniciativa, impulsada por Tiempo y Arte y la empresa Cantabria Labs, cuenta con la firma del colectivo madrileño Boa Mistura, referente del arte urbano participativo, y con la colaboración del Grupo GOF, que ha cedido los silos, y el Puerto de Santander. «Llevamos muchísimo tiempo trabajando en este proyecto que nos ha permitido desarrollar nuestra metodología de forma profunda», explicó Pablo Ferreiro, uno de los fundadores de Boa Mistura, durante la presentación de la intervención.
El objetivo, según explicó, no era únicamente embellecer el paisaje industrial del Puerto, sino acercarlo a la ciudad, borrar simbólicamente la frontera entre el mar y los santanderinos. «El Puerto es una parte muy importante de la ciudad, pero también una interrupción brutal en el horizonte -añadió Ferreiro-. Queríamos que los vecinos miraran de otra manera este lugar, que se sintieran parte de él».
Esa implicación ciudadana ha sido la esencia del proyecto. Todo comenzó con un encuentro en la sede de Cantabria Labs, donde más de setenta vecinos de perfiles muy distintos compartieron sus ideas sobre lo que representa el mar para Santander. De esas conversaciones emergieron cuatro palabras clave: alma, calma, vida e identidad. «En Boa Mistura trabajamos con la palabra porque creemos que es el dardo que da en el centro de la diana. Alma fue la elegida, porque el mar es el alma de la ciudad», explicó Ferreiro. A partir de ella, el colectivo desarrolló tres propuestas visuales. Se presentaron en el Centro Botín y más de mil personas participaron en la votación que decidió el diseño final. «Nunca una iniciativa nuestra ha tenido tanta respuesta», aseguró.
En la composición elegida, las letras se superponen con distintos colores, generando un efecto de transparencia y profundidad que amplía la paleta cromática. «Son siete colores en total -detalló Ferreiro-. La superposición de las letras crea una sensación de movimiento, como si el mar respirara sobre el hormigón».
Tras la elección, comenzó la fase más física y participativa: la pintura. Desde hace dos semanas, medio centenar de personas ya se han acercado hasta esa terminal del Puerto y aún lo harán otras cincuenta más para colaborar en la ejecución, entre ellas autoridades locales, estudiantes universitarios, artistas y otros vecinos de todas las edades. «Queríamos que sintieran lo que es trabajar aquí, entre grúas, barcos y camiones. Es una atmósfera industrial, dura, pero también muy bella», dijo.
El muro inferior de los silos , vecinos a otro silo que ya fue intervenido por el artista Antonio Gómez Bueno, servirá de pedestal a la obra, y será allí donde quedará inscrito el verso de José Hierro. No es una elección casual. El poeta, una de las figuras más queridas y evocadas en las dinámicas iniciales del proyecto, escribió sobre el mar, el alma y la memoria con una hondura que conecta directamente con el espíritu de la intervención.
Merche Zubiaga, de Tiempo y Arte, destacó el valor de la colaboración como clave de la iniciativa: «Este proyecto simboliza el diálogo entre la empresa y el arte, y su vocación internacional». Porque, su mensaje trasciende fronteras: la idea de que el arte público puede transformar los lugares y fortalecer el vínculo entre las personas y su entorno.
Y mientras ellos hablaban distintas personalidades como Eva Guillermina Fernández, directora general de Cultura del Gobierno de Cantabria; César Díaz, presidente de la Autoridad Portuaria de Santander o Yolanda de Egoscozabal, directora general de Cultura de Santander, junto a otros ciudadanos como Jorge Oliveira, exdirector general de Solvay, cogieron los pinceles para culminar esta obra.
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