Rodrigo Sorogoyen
El director de 'As bestas', Invitado de Honor en el Festival de Santander, ultima su nueva película, 'Ser querido', que estrenará en 2026
La carcajada de Rodrigo Sorogoyen llena la luminosa sala del Centro Botín en la que responde a las preguntas. Luce un pin con una sandía, ... símbolo de Palestina en su camiseta azul y mira de frente. Siete premios Goya, un César, un Platino, seis Feroz, una nominación a los Óscar, cinco películas, dos cortos, once series... Su labor como director y guionista es intensa. Invitado de Honor, pasó por el Festival de Cine de Santander durante la jornada de clausura.
-Estuvo escuchando a Oliver Laxe en el Casyc. Parece que tiene futuro este joven cineasta.
-(Ríe) Sí, sí y tanto.
-Si le pidiera un consejo para las etapas que tiene por delante en el camino a los Oscar que usted recorrió, ¿qué le diría?
-No soy de dar consejos, para nada, porque además, yo lo pasé fatal. Él todavía no está nominado, que estamos dando por hecho que lo va a estar y eso es peligroso; también me pasó a mí. Creo que tiene muchas posibilidades, pero todavía le queda. Cuando lo esté, le diré lo mismo que nos dijeron en la Academia: ya habéis llegado aquí y es una cosa que no os va a quitar nadie; estáis nominados a un Oscar. Luego ganará uno de los cinco, y sea quien sea, os llevareis una alegría, porque no todo el mundo puede decir que está nominado a un Oscar y eso es precioso. Que se centre en eso y que intente disfrutar.
-¿Tienen importancia para usted ese tipo de reconocimientos?
-Cada uno tiene su repercusión, por lo que son y lo que significan, de hecho, gracias a eso estoy aquí hablando contigo, entre otras muchas cosas. Han sido importantes en mi carrera, en la nuestra, porque no solo los he recibido yo, sino todo mi equipo y eso nos permite seguir haciendo películas de una determinada manera. Ahora, que el titular sea que para mí los premios son muy importantes, evidentemente no; nos alimentamos de poder seguir haciendo películas.
«Admiro a los cineastas que se tiran cinco años para contar una misma cosa, pero yo soy incapaz»
-Hay un factor que parece clave en esa forma de hacer películas: el plural.
-Sí, sí. Cuando veo a directores y directoras hablando de su cine, de su obra, de mi película, me escuece un poco.
-O el concepto del cine de autor; el autor nunca está solo.
-Exacto, es que es mentira; la gente que se considera autora, me parece muy bien que lo hagan, pero es que es mentira. Las películas, el cine, son el arte en el que más colectividad hay. No porque las haga más gente, porque las catedrales seguramente las hacen más número de personas, sino porque es donde más talento hay, donde más distintos talentos se unen y eso es lo maravilloso. Así nace el 'Ser querido'.
-Su próxima película.
-'Ser querido', la película que estamos terminando, nace de ahí, de cómo puede ser que gente tan distinta se junte durante unos meses, unos años a contar una historia que es mentira, además, una historia que es una fantasía. Me parece precioso. Esto lo hablaba mucho durante el proceso de la película, trabajamos en una historia que no existe, que se llama Esteban Martínez en este caso y Emilia Vera, y discutimos por una coma, por una sonrisa de dos personas que no existen, que están en nuestra imaginación y que en unos años estarán, ojalá, en el imaginario de la gente que vaya a ver la película. Me parece asombroso, a veces me parece inútil, otras me parece absurdo, pero me parece muy bonito. Y entonces, a lo que iba, las películas las hacemos muchísima gente; yo sin mi equipo no soy nada, no soy nadie, por eso lo de el autor, mi obra, mi cine, me parece un poco raro.
-¿Incluso las basadas en hechos reales son historias que no existen?
-Claro, la está interpretando un tipo que no es esa persona. Nos peleamos, nos frustramos, nos llevamos alegrías y decepciones por historias de seres humanos que no existen. Me parece increíble.
«Cuando tengo que valorar una película me baso en la emoción y me gustaría que mi cine tuviera ese sustantivo»
-Dicho esto; está terminando su próxima película, ¿para cuando?
-No está lista todavía. La acabamos a final de año y estará lista para 2026.
-¿Qué importancia tiene el tiempo en sus procesos?
-El tiempo es muy importante, pero los cineastas nos adaptamos a los tiempos que hay. A veces intentas estirarlos más, a veces no lo consigues. Yo estoy en una situación muy privilegiada, entre otras cosas gracias a los premios, al público y a los reconocimientos y con mis socios, que también son amigos y por me gusta hacer películas con ellos, nos hemos convencido que las cosas hay que cuidarlas. He hecho grandes salvajadas como rodar en 2017 'El Reino', en 2018 'Madre' y en 2019 la serie 'Antidisturbios'. Me lo he pasado muy bien, he aprendido mucho, he acabado agotado y las películas hubieran sido muy distintas si hubiese dejado 5 años entre unas y otras. Pero también está en la naturaleza de uno, que tiene muchas ideas en la cabeza. Admiro por envidia y por diferenciación a los cineastas que se tiran 5 años para contar una misma cosa, a lo mejor como Oliver, cómo me gustaría esto, pienso, pero es que soy incapaz.
-Mencionaba las series, 'Antidisturbios' y también 'Los años nuevos'. ¿Ha tenido que cambiar su forma de trabajar para adaptarlo al soporte?
-No, las hemos hecho igual que una película y Movistar nos ha dejado trabajar de la misma manera; analizando y juzgando los guiones de la misma manera, filmando de la misma manera, como si fuera cine. De hecho, las dos series se vieron en pantalla grande. He tenido la suerte o me lo he peleado para que se pudieran ver en pantalla grande, que me parece esencial.
-¿Cambiaría para adaptarse?
-No me interesa hacerlo. Nunca digas nunca, pero no creo que lo hiciera.
-Con 'As bestas' la historia se tenía que contar en ese entorno, era donde tenía sentido, pero ¿considera que hay cierta inclinación a plasmar historias que parten de lo rural?
-Sí, hay una ahí hay esa tendencia. 'As bestas' bebe de eso, por supuesto y es normal por muchos motivos. Cuando hay una sobreexplotación de algo, pues te vas a lo contrario. A lo mejor ha habido mucho cine urbano durante años y de repente estamos haciendo caso a lo rural, la gente se está yendo de las ciudades porque es el futuro. Santander es muy agradable, pero las ciudades son un infierno realmente, sitios cada vez más inhóspitos. Hay historias tan potentes en lo rural como en la ciudad, que durante un tiempo no hemos mirado. Ahora saldrán historias en el desierto gracias a 'Sirat'.
-¿Con qué palabra le gustaría que asociaran su cine?
-Emoción
-¿La que sea?
-Sí. Creo que el cine tiene que ser emoción. De hecho lo es el buen cine. Cuando tengo que valorar una película, ya sea consciente o inconscientemente, me baso en la emoción. Luego me puede gustar cómo está la fotografía, la estética, la idea que tiene, pero a mí me mueven las que me han puesto la piel de gallina o he soltado una lágrima o una risa. La emoción. Me gustaría que mi cine tuviera ese sustantivo.
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