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Paula Quinteros, consejera delegada de 'The Objective'. DM
«Muchos prefieren la desinformación a la realidad del periodismo»
'El linchamiento digital'

«Muchos prefieren la desinformación a la realidad del periodismo»

#FervoryPasiónEnLaEraCibernética ·

La consejera delegada de 'The Objective', Paula Quinteros, critica el desinterés de un público fragmentado y atomizado que se encierra en sus propias preferencias informativas

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Lunes, 23 de abril 2018

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Paula Quinteros es consejera delegada de 'The Objective', uno de los medios de referencia en el ámbito digital. Lo hace con el rigor inquebrantable del periodista profesional, y también con la mirada ágil y abierta de quien conoce en profundidad, porque lo vive en primera persona, el nuevo escenario mediático e informativo.

-Las redes sociales han transformado la comunicación, tanto a nivel personal como a nivel mediático. ¿Cómo describiría este cambio?

-Es un cambio disruptivo en el mundo de la comunicación interpersonal y en el periodismo. Un avance de proyección global que ha facilitado de manera exponencial el intercambio y el flujo de información entre las personas y las audiencias en general. El periodismo se nutre de algo que históricamente había faltado: una interactividad real, la respuesta inmediata y la medición del impacto. Hoy las audiencias tienen un poder que solo debe hacer a los medios aún más responsables en sus mensajes. Es el momento en el que la prensa asume un diálogo con cada individuo por igual, en el que se da esa igualdad de condiciones y de herramientas, quizá no de alcance, pero en ese sentido hay un sentimiento de conformismo o impotencia en el colectivo que se va desdibujando. Al que le importa, claro está. En el ámbito personal, la ubicuidad, la instantaneidad ha logrado acercar virtualmente más a las personas entre sí, ayudando a crear una sociedad de mayor nivel de contacto cibernético. Creo que tener la oportunidad de alzar la voz, de opinar, de mostrarse, de construir una imagen, es un poder fantástico que puede acelerar la lucha por muchas causas que hace una década podían perpetuarse en una desconocida opresión, silencio o injusto desconocimiento.

«El periodismo tiene ahora lo que siempre le había faltado: interactividad real y respuesta inmediata»

-¿Cuáles cree que son las ventajas y cuáles los inconvenientes de la irrupción de las redes sociales en el ámbito de la información?

-Hay personas que solo se informan a través una red social, de manera que si únicamente ven las notificaciones de la selección de los diarios dentro de esa red, la cuenta del medio allí se convierte en sí misma en el medio. Así debemos entenderlo todos los editores. Las redes sociales como plataformas para entregar los contenidos de los medios tienen la ventaja de la segmentación, que puede agilizar nuestra presencia geográfica y entre ciertos grupos y categorías y, con ello, potenciar el esfuerzo realizado por conseguir un mejor posicionamiento de nuestras marcas entre el público objetivo. Estas plataformas nos ayudan a interactuar en tiempo real con nuestras audiencias, a prefigurar tendencias y a calibrar constantemente el alcance e impacto de nuestro trabajo. Pero también entrañan una limitación importante: la superficialidad en el consumo de información por parte de estas audiencias. Muchas personas se conforman con leer un tuit sin acceder a la noticia y conocer en profundidad aquello sobre lo que se está informando. Es equivalente a leer los titulares de los periódicos antiguos en el kiosco desde una vereda, o a limitarse a escuchar el resumen de un minuto en la estación de radio y pretender ufanarse de estar informado. El problema no son las redes en sí mismas sino el uso que se le da, el desinterés de un público fragmentado, atomizado, segmentado, que vive en sus propios nichos dentro de este ecosistema de categorías de edades, gustos y preferencias. Desde el otro punto de vista, las redes pueden ser muy útiles a un medio para levantar las banderas sobre eventos, opiniones y sucesos en curso. Pero deben ser solo eso, una pista a seguir, en algunos casos un primer dato, con suerte una primera información que necesitará tratamiento profesional para ser convertida en material periodístico, con todos los atributos del periodismo clásico y la responsabilidad de un medio ante las audiencias y la sociedad.

-Ahora hay mucha más información, pero también un riesgo mucho mayor de informase mal...

-La información ha ganado más en cantidad y de forma inversamente proporcional en calidad. Las noticias falsas tienen un terreno fértil donde prosperar en medio de audiencias que se limitan a la superficialidad y que a veces ni siquiera se detienen a dudar, mucho menos a corroborar una versión antes de darle un RT o reenviar contenidos virales a través de Whatsapp. De este modo los medios hoy no solo tienen que competir entre ellos o contra el vacío informativo: también tienen que competir contra las falsas informaciones y contra el empeño de las preferencias sesgadas de la gente. Muchos prefieren creer lo que quieren creer y dar como ciertas algunas desinformaciones de las redes, en lugar de escoger la realidad del periodismo serio. Las redes han multiplicado el número y alcance de los rumores, las versiones a medias, las mentiras, las distorsiones. Esas cosas que siempre han existido en el periodismo, pero ahora tienen cajas de resonancia universal en estas comunidades virtuales. En ese sentido, en el nuevo escenario digital hay mucho espacio para la mediocridad, el sensacionalismo, el protagonismo fatuo y la manipulación. Hay personas más interesadas en acumular seguidores y tendencias que en buscar el fondo y la verdad de los hechos para llevarlos a las audiencias y cumplir el papel social que le compete a los profesionales de los medios y a los propios medios.

«Parte de la audiencia no se detiene a dudar ni trata de corroborar las informaciones antes de difundirlas»

-Las redes sociales son entornos muy expuestos al mal uso de la tecnología en forma de 'bots', perfiles falsos... ¿Cómo valora esta nueva circunstancia?

-Cualquier editor de medios se debe tener claro que en este mundo todo tiene un propósito. Esas campañas, esos 'bots', esas tendencias, esos perfiles suelen tener un objetivo oculto y a veces manifiesto. Esta circunstancia tan de moda es un desafío más a la calidad profesional de un medio y a la capacidad crítica del periodismo. Hay mensajes que simplemente insultan nuestra inteligencia. Pero hay otros mensajes que pueden ser fácilmente creíbles y comprados por medios y audiencias, lo que contribuye a fomentar falsas verdades, universos paralelos, 'neolengua', realidades a la conveniencia de políticos y grupos de poder. La única forma de luchar contra este problema es mantener activos y actualizados los cánones del periodismo clásico, invertir en capacitación profesional constante de nuestros equipos de trabajo y ayudar a que las audiencias estén en guardia contra el falso periodismo que puedes encontrar desde en un chat de WhatsApp hasta en comunicados corporativos y declaraciones de presidentes.

-¿Cómo pueden o deben afrontar los medios su relación con compañías como Google, Facebook u otras grandes tecnológicas?

-Nadie, que se sepa, tiene la fórmula eficiente hoy mismo para enfrentar estos monstruos. Creo que escándalos como el de Cambridge Analytica han supuesto el primer resquebrajamiento en esta arrogante posición para una empresa como Facebook... Tal vez en el futuro los medios logren alianzas estratégicas y puedan crear frentes comunes en Europa y América para reivindicar la parte que les corresponde en un ámbito en el que los primeros en la pirámide alimenticia marcan las reglas y engordan más. Ya hace unos 10 años grupos de diarios que habían migrado al mundo digital lograron que por ejemplo Google limitara a dos párrafos la copia del material original en el 'home' de su buscador. Eso supuso un avance. El mundo de las tecnologías de la información está en constante evolución. En el pasado muchas grandes marcas y empresas salieron del escenario, sucumbieron en un ecosistema global donde la capacidad de adaptación más que la fortaleza física o financiera fue el determinante de la supervivencia y el éxito.

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