«Las fotografías democratizaron los fenómenos visionarios de Garabandal»
La creadora audiovisual Julia Montilla explicó ayer en el CDIS cómo las imágenes contribuyeron a la difusión del fenómeno
Para la artista Julia Montilla (Barcelona, 1970) Ezquioga y San Sebastián de Garabandal constituyen dos fenómenos visionarios de especial importancia por el papel ... que desempeñó la fotografía en la construcción y legitimación de ambos eventos. Licenciada en Bellas Artes y y máster en Producción e Investigación Artística llegó ayer al Centro de Documentación de la Imagen de Santander (CDIS) para ofrecer una conferencia titulada 'La fotografía como herramienta para construir la dramaturgia del éxtasis', una conferencia paralela a la muestra 'En éxtasis. Fotografías de las apariciones de Ezquioga (1931-1932)', que podrá visitarse hasta el día 1 de mayo en este centro y que reúne 25 imágenes pertenecientes a la colección José Antonio Torcida.
-¿Cómo contribuyó la fotografía a la propagación de las supuestas apariciones de San Sebastián de Garabandal?
-La fotografía supuso la introducción de los fenómenos de masas dentro del ámbito de las experiencias religiosas. Fue como una especie de cambio de ciclo para las personas creyentes que pasaron de conservar y venerar imágenes de vírgenes y santos a las de las visionarias. Las fotografías del cuerpo de las videntes en trance se convirtieron en el testimonio que verificaba el contacto con el más allá. De alguna forma, la fotografía democratizó y popularizó esos fenómenos y esas imágenes funcionaban como las reliquias de los santos. Creyentes, devotos, curiosos realizaban fotos de esos nuevos lugares santos porque con ellas se llevaban a su casa un pedazo del más allá. Con lo cual eso contribuyó a la difusión del fenómeno.
-Usted nació mucho después de que se produjeran esos acontecimientos y en Cataluña ¿Cómo tuvo conocimiento de las apariciones en Garabandal?
-Yo estudiaba como la religión afecta a las cuestiones de caracter público pues, como artista, me doy cuenta de la importancia de la imagen en esas cuestiones. Mi intención era indagar en como las imágenes y los símbolos podían explicar los nuevos fenómenos religiosos, pues muchas de esas imágenes generaban nuevas identidades colectivas, inventaban memoria y construían espacios de representación dentro de las sociedades que los discriminaban. Llegué a San Sebastián de Garabandal por esa vía.
-Eso le llevó a hacer un trabajo audiovisual sobre el fenómeno de Garabandal.
-He realizado varias producciones artísticas en relación con este tema. Desde publicaciones de libros, que son básicamente un relato fotográfico de los fenómenos aparicionistas acompañados de unos textos introductorios, hasta análisis de tipo textual a partir de documentos e imágenes con las que se vinculan, de esos precedentes básicos, de la difusión. También grabé en vídeo a una de las visionarias de Garabandal. Normalmente el momento en el que desaparece una figura que actúa como intermediaria del colectivo y la divinidad, ese hueco es remplazado por otra persona, sin embargo en Garabandal el fenómeno continua activo, más que en Ezquioga, y durante esa investigación pude documentar uno de esos trances.
-Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras. ¿En el siglo XXI y con los nuevas técnicas fotográficos harían falta textos para explicar estos casos de fenómenos visionarios?
-Las imágenes no tienen un sentido estable y están abiertas a interpretaciones diversas. Los textos, generalmente, lo que hacen es anclar las imágenes, relatarlas y reconducir su sentido. Más allá que todo eso vivimos en una sociedad profundamente icónica en que parte del conocimiento y los afectos se construye a través de la visualidad, el trabajo entorno a las imágenes y las contrarepresentaciones de lo hegemónico. Hay una pugna en que la gente de las clases populares debemos tomar partido y participar para construir un imaginario divergente que nos autorepresente.
«Se pasó de guardar y venerar imágenes de santos a las de las visionarias»
-¿Y si ahora se repitiesen ese tipo de fenómenos las nuevas técnicas fotográficas cambiarían el relato narrativo que se nos ofreció entonces?
-La gente sigue utilizando la práctica fotográfica en los fenómenos visionarios. De hecho, en todos los lugares de apariciones, los peregrinos que acuden no dejan de hacer fotos como una forma de comunicación personal y profética. Hay siempre una intervención sobre el medio que recuerda un poco a las prácticas espiritistas de finales del siglo XIX y acostumbran a aparecer fenómenos extraños, que muchas veces están provocados por la forma en la que se hace la toma: las sobreposiciones, las superposiciones, los contrastes... Obviamente sobre la fotografía se puede ejercer una manipulación en el ámbito de la posproducción con los editores gráficos. Habrá quien la utilice para convencer a la gente de que aquello que dice ha visto es real y darle un mayor impacto.
-¿Cuáles son sus proyectos actuales?
-Estoy revisitando, a partir de un vídeo, el relato de un cuadro de Juan Genovés, que se convirtió en un cartel de Amnistía Internacional en una campaña del año 76. El cuadro que luego pasó a las instituciones públicas está ahora en el Congreso de los Diputados, en la segunda sede, y es objeto de una cierta disputa porque es utilizado por los distintos partidos políticos.
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