Eva García Sáenz de Urturi
La autora vitoriana, ganadora del Premio Planeta, acaba de publicar la reedición de 'La saga de los longevos', que se desarrolla en Cantabria
«Para mí es un cierre de ciclo y no podía terminar en un lugar mejor que aquí hoy en Monte Castillo», afirma Eva García ... Saenz de Urturi. La autora vitoriana acaba de publicar un libro que la devuelve al principio de su carrera meteórica. 'La saga de los longevos' vio la luz originalmente en 2012. Ahora, revisado, vuelve a lanzarse para satisfacer, entre otras cosas, la curiosidad de miles de lectores que descubrieron a la escritora con trabajos posteriores. La trilogía de los longevos llegará a su fin en 2025, dando por concluida la historia de una familia que permanece a través de las épocas, con Cantabria como escenario. Así, será posible encontrar entre las páginas referencias a Costa Quebrada, Somo, la santanderina plaza de Pombo, Covachos o un imaginario Museo de Arqueología ubicado en una casona de indianos.
-¿Por qué decide cerrar el ciclo ahora?
-En un momento en que me apetecía mucho cerrar por fin el ciclo de los longevos. Era algo inacabado, porque cuando a empecé a escribir sobre Kraken llegaron el 1, 2, 3, 4, 5, en medio gané el Planeta, pero eso quedaba siempre pendiente. Es decir, había una tercera novela que estaba mitad escrita y que los lectores pedían con mucha insistencia después de 12 años. Había un mercado de segunda mano en el que estaban los libros hasta a 700 euros, que me parece salvaje. Nos dimos cuenta de que algo especial pasaba con esos libros, con esas novelas, y que había que terminarlo. Tenía la mitad escrita, la historia resuelta, la escaleta y la documentación hechas y por mí, sí, cerramos el ciclo. Algo que empezó en 2009, terminará en 2025, van a ser 16 años de mi vida, que han estado en mi cabeza, los he llevado siempre encima a ellos como amuletos y me parece un momento magnífico para terminarlo.
-¿Es usted supersticiosa?
-No, para nada. Soy totalmente científica (ríe). Estudié óptica y soy de Ciencias Puras. No creo en el pensamiento mágico, en religiones, ni en nada.
-Ha realizado una profunda labor de documentación
-No te imaginas
-¿Buscaba plasmar en esa parte del proceso lo que describe como profesionalidad y responsabilidad?
-Al ser la primera novela fueron tres años. Yo trabaja en la universidad, me había sacado la plaza y estudiaba por las noches. Tenía suerte porque trabajaba en la biblioteca de historia y prehistoria y tenía toda la documentación ahí mismo. Y luego venía los veranos, del 2009 al 2011, a Monte Castillo, a la Costa Quebrada a Santander, para visitar los museos, hablar con la gente, charlar con expertos e ir documentándome de todos los flashbacks históricos que iba metiendo. Siempre quise hacerlo profesional. No tenía para nada pensado publicarlo.
-¿En ningún momento?
-Para nada. Ya me había sacado mi plaza, mi carrera de óptico, pero es que la historia la tenía siempre en la cabeza y había crecido tanto, tanto, que tenía que plasmarla en papel, porque ya me cabían tantos datos. Y lo que me planteé desde el primer momento fue: si escribes algo, hazlo profesional, como siempre he hecho en todo.
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-¿Con qué herramientas lo llevó a la práctica?
-Hice varios cursos de novela, de escritura creativa, aprendí a 'escaletar', y la escribí. La prehistoria era mi pasión en aquel momento y nos pasa mucho a las personas con altas capacidades; nos centramos en un tema, nos volvemos expertos en ese tema y cuando lo dominamos, pasamos a otro. Pues mi tema entonces era la Prehistoria. Posiblemente porque veía pasar libros de la materia todos los días y comía con becarios que estaban en yacimientos y me empapé del día a día de cómo funciona el día a día del arqueólogo. Todo eso me vino muy bien. Auné todo lo que tenía alrededor.
-Con esta reedición van a coincidir sus lectores veteranos con aquellos que la descubran en este momento. ¿Cuáles lo recibirán con más ganas?
-Lo veremos en unos días. La gente tarde un par de días en leerse mis novelas, que a mí me da mucha pena, porque tardo tanto en escribirlas y tiene tantas capas que cuando las terminan digo: vale, ahora te la relees, porque eso es leer en diagonal y se pierde profundidad. Esos lectores nuevos, los de Kraken, que son cuatro millones y buscan historias parecidas, familiares, van a tenerlo aquí. De hecho, en una de mis novelas, que fue 'Los señores del tiempo', el flashback histórico fue un guiño para todos los lectores longevos. En esa novela se ve la relación que tiene Kraken con los longevos, que son familia, porque es el bisnieto de Iago. Al final metí a todos en un mismo universo.
-¿Qué sensación le produce leer a Kraken, precisamente, en vietnamieta o cualquiera de la veintena de idiomas en que le han traducido?
-Ahora en árabe, porque en Egipto lo van a publicar, que me explota la cabeza (ríe), y en taiwanés. Me hace ver que escribo historias muy hiperlocales, ambientadas en Vitoria, en Cantabria, en Venecia o en el barrio de las Letras de Madrid, y muy específicas de una cultura muy concreta y sus ritos. Que eso se exporte tan bien me hace ver que, pese al contexto sociocultural en que hayamos crecido, las grandes cuestiones, familiares y de amor, son las mismas en todas las culturas. Empatizan igual con Kraken que con los longevos un americano que un polaco y eso me fascina.
-Es la reina de los bestsellers de calidad. Tener que añadir ese término no es peyorativo?
-Eso es por un sesgo que ha tenido muchísimos años, pero que solo he encontrado en los medios, no en la vida real. Me han llegado a preguntar ¿cómo te defiendes de los que te acusan de ser una best seller? Es contradictorio porque estás diciendo que cuatro millones de personas no tienen buen gusto literario. Si un libro solo se vende a 200 ¿esos poquitos tienen mejor gusto que cuatro millones? ¿Dónde está la lógica? Tiene que ver con el esnobismo literario de hace unos años y que ya no hay ahora. Nadie duda de la calidad de Zafón y ha vendido veinte millones de ejemplares y persona que escriba mejor que él no lo ha habido en décadas. Es algo que ya está superado y me alegro.
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