"Conocí a Pablo Hojas en el Palacio de la Magdalena, en Santander y en verano, cuando un buen día se presentó, y, sin decir apenas nada, me agarró del brazo, me subió a una habitación del ático convertida en estudio, y me sentó en una butaca sobre la que caía un haz de luz directamente del cielo. Quería retratarme casi por sorpresa, deduzco ahora, sin darme tiempo a tomar una posición, a adoptar una pose, para que la imagen fuera algo fresco, espontáneo, distinto de tantas otras imágenes. Y creo que lo consiguió porque aquellos retratos en los que, a decir verdad, yo nunca tuve la sensación de estar siendo retratado, ni siquiera observado, reflejaban mucho más que un estado de ánimo: cuando los miro ahora se perfectamente que soy yo, me veo dentro de mi mismo, envuelto en esa profunda extrañeza por la vida en la que tan frecuentemente me recreo y reconozco". Texto de Ignacio Carrión.
PABLO HOJAS: Luz de día. 15 Retratos UIMP
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.