Los relatos de Camus, «un ejemplo perfecto de esa batalla entre libertad y obligación»

Es de sobra conocido que la filmografía de Camus (Santander, 1935-2021) estuvo íntimamente ligada a la literatura. Adaptó a clásicos como Galdós, Cela o Delibes, y también a Arturo Barea o Ignacio Aldecoa, este último amigo y confidente del artista. Pero quizá sea menos notorio que Camus, además de un lector voraz, escribió decenas de relatos, entre cuarenta, cuarenta y uno o «cuarenta más uno», como debatieron con complicidad Gullón y el editor Jesús Herrán, uno de los artífices del curso, así como del libro 'Relatos completos' (Valnera, 2021), donde reunió todos los textos del director de 'Los santos inocentes'.

«Sus relatos resultan un ejemplo perfecto de esa batalla entre la libertad y la obligación, enfocado en la tarea de conocer las verdades humanas, la posición del individuo en la sociedad, pero sin centrarse en el propio individuo, sino teniendo en cuenta la realidad social en que vive, que le rodea y le forma», expuso Gullón, basándose para ello en apuntes biográficos de Camus, donde dejó plasmó todo aquello que le moldeó: paisajes, amigos, casas, profesores, familia, sensaciones.

Para llegar a esta y otras conclusiones, el profesor Gullón repasó las creaciones literarias de Camus, deteniéndose en la forma y el contenido, dando contexto a cada pieza, leyendo pasajes o introduciendo apreciaciones hechas por el propio cineasta para explicar la lectura y la escritura.

Gullón también bosquejó su propia biografía, por momentos compartida con la del director, en un Santander que retrató con nostalgia casi vacío de coches. «Lo que me acerca a su obra es esa afinidad de quienes tuvimos que forjar al margen del discurso social nuestro mundo ideológico; descubrir los valores que coincidieran con la educación ofrecida en las casas familias y luego tener que luchar durante años por entender la vida política, las contradicciones sociales de nuestro país o, mejor dicho, de un país que enseguida comprendimos que era una civilización», expuso Gullón. Y Camus «supo encontrar [y expresar artísticamente] ese momento de sensibilidad que se daba en la nueva España de la transición», agregó el profesor.

«No quiero poner al autor ninguna etiqueta, encerrarlo de ninguna manera. Únicamente señalar que la vida de Camus estuvo marcada por el arte, fuera el cine o la literatura. En las obras literarias dejó testimonio de esa lucha del creador por encontrar su persona y su personalidad, y comunicarla a los lectores, al tiempo que nos afirmaba la importancia del arte para la existencia humana; el intento de alcanzar un reflejo de las verdades universales y entender de la diversidad de la existencia». De esa batalla derivan la prosa sencilla de Camus o sus finos retratos, fruto de una «capacidad especial para ver al otro» y plasmarlo «sin ornamentos y sin atraer la atención vanidosa hacia sí mismo». En la obra, de Camus, elogió Gullón, «percibimos una escala de valores plena de generosidad. [...] Camus jamás cae en el dramatismo de Pedro Almodóvar».