Mónica González: «El silencio, fruto del miedo, ha impedido a muchas familias conocer su historia»
La fundadora de Quásar Teatro estrena mañana en la sala Pereda, 'SED', una obra sobre el exilio basada en su propio abuelo
Una mujer se preguntará mañana en el escenario de la sala Pereda del Palacio de Festivales por el viaje forzoso que tuvieron que hacer miles ... de exiliados que fueron expulsados de un país por defender sus ideales. Esa mujer es Mónica González Megoya, actriz, productora y directora fundadora de la compañía cántabra Quásar Teatro y la obra que estrena, 'SED' está basada en su propio abuelo, Ramón Megoya Cerca que tuvo que abandonar a sus allegados y a su país y vivir el exilio por defender sus ideales y del que, durante mucho tiempo, no se habló en la familia. Mañana una mujer hablará del silencio que rodea la historia reciente de nuestro país y de la vergüenza de los derrotados; del dolor y de la justicia pendiente.
- ¿'SED' surgió de la necesidad de recuperar la memoria de su abuelo o de poner en un escenario un drama que se ha mantenido en el olvido durante tantas décadas?
-La primera semilla surgió hace muchísimos años cuando me enteré de que el abuelo 'oficial' de la familia no era mi abuelo verdadero. Cuando descubrí que del abuelo de verdad apenas se sabía nada y solo se hablaba de él como de alguien muy lejano que se había marchado. Mi madre, su hija, no llegó a conocerlo y me sentí en la obligación de recuperar la memoria de este hombre. Con el tiempo, con mucho tiempo y mucha paciencia, fui investigando y descubriendo cosas. Así que decidí crear un espectáculo sobre la memoria de Ramón y de tantas miles y miles de personas como él.
«Está muy sano. En los últimos años se ha ganado en riqueza y en variedad»
EL TEATRO EN CANTABRIA
-¿No le parece que se ha tardado mucho en recuperar las historias de su abuelo y de otros muchos exiliados?
-Estamos viviendo un momento clave en lo que respecta a lo que vivió este país durante la guerra y posterior dictadura. En aquellos años se sufrió un silencio aterrador y afortunadamente ahora se están sacando muchas historias a la luz gracias a que hay nietos y nietas que quieren recordar toda aquella represión, todo aquel sufrimiento que para mí fue una especie de exterminio perfectamente planificado y una práctica del terror que sumió al país en un silencio y en un olvido que nacía del miedo. En la actualidad, esta generación, que es la mía, no damos crédito de todo aquello que pasó y que nadie nos ha contado. ¿Cómo es posible que continuemos caminando por la vida sin conocer nada de nuestra historia? ¿Cómo es posible que caminemos sin saber de dónde venimos? Me parece importantísimo todo lo que se esta moviendo en ese sentido que, como te digo viene de nietas y nietos. Lo peor de esto es que hemos perdido mucho tiempo y hay muchas personas que han vivido todo esto o que lo conocieron y a las que no les podemos preguntar porque ya no están. Y ahí está el caso de mi abuelo. El rastro que dejó en la familia fue mínimo y he tenido que recorrer muchos centros de memoria histórica para encontrar su huella. Es una lástima el tiempo que hemos perdido y que no podamos dignificar todo el dolor que sufrieron tantas personas.
-¿Cómo plantea la dramaturgia de esta obra?
-Es un viaje onírico y una obra muy plástica al mismo tiempo. La dificultad radicaba en viajar por la memoria y que fuera de una forma poética, simbólica... Finalmente hemos trabajado mucho el movimiento y el juego de las luces con una potente atmósfera sonora. Así que te diría que es un viaje plástico y onírico que juega con la presencia de Ramón Megolla y con testimonios reales de los pasajeros del Stanbrook, que es el último barco republicano que salió de España, y también con los de los prisioneros de los campos de concentración argelinos que fue donde estuvo mi abuelo con otras miles de personas, y que nos facilitaron varias asociaciones de memoria histórica. Muchas de esas historias son espeluznantes. Me gustaría destacar el gran trabajo de todo el equipo técnico: desde la dirección de Jorge Padín a la coreografía de Patricia Torrero pasando por la iluminación de Víctor Lorenzo o la música de Jaime Peña o la escenografía de David Azpurgua... Es un trabajo de todos.
-En el año 2007 inició otro viaje con la creación de la compañía Quásar Teatro. ¿Cómo ha sido este trayecto?
-En Quásar hay un trabajo permanente que requiere el cien por cien de las energías y presencia para avanzar. Me gusta entrar en proyectos peliagudos y abordar temas que nos son complacientes. Esa fue la idea inicial. Así que te diría que está resultado un viaje complejo, ¿pero cuál no lo es?
-¿Y cómo es el día a día de la compañía?
-En la compañía planteamos cada espectáculo desde la investigación, desde la creación e intentando trabajar siempre con tiempo para probar cosas, para equivocarnos o iniciar nuevos caminos. En cada uno de los proyectos que presentamos hay gente que trabaja de forma habitual desde el principio aunque también me gusta invitar a otros nuevos para enriquecernos.
EL ESPECTÁCULO
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Título: 'Sed'
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Dirección: Jorge Padín
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Actriz: Mónica González.
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Fecha y hora: Mañana a las 19.30 horas en la sala Pereda del Palacio de Festivales.
-El hecho de que esta obra esté dedicada a su abuelo hace que sea mucho más personal que las anteriores. ¿Está más nerviosa ante el estreno?
-No. En absoluto. Me ha resultado un proceso sanador. Sentía una obligación con la memoria de este hombre y otras tantas personas que fueron al exilio. Creo que ha sido sanador para todos los que hemos participado en la obra.
-¿Qué opina su familia?
-No todos están de acuerdo. Las eternas y terribles preguntas de ¿y para qué?o ¿qué vas a conseguir con esto? también las he escuchado en mi familia. Por desgracia es un discurso que está metido a fuego en esa generación que precede a la mía. Me he enfrentado a varios «déjalo» o «no muevas nada» y fue duro. A veces me he sentido sola en este viaje.
-¿Proyectos?
-Estrenar en pospandemia 'SED' e intentar moverla. También estoy elaborando proyectos a otro nivel que no tienen que ver con la producción escénica.
-Desde su experiencia, ¿qué radiografía haría de las artes escénicas en Cantabria?
-Diría que están muy sanas. Creo que hay mucha salud y que en los últimos años han ganado en riqueza y en variedad. Con pandemia y con crisis mediante me parece que hay mucha gente y muchos grupos que hacemos cosas muy diferentes y estamos recibiendo cierto apoyo institucional con la creación de nuevos circuitos. Sigue habiendo deficiencias, espaciales sobre todo, porque aquí como en otros sitios se ha invertido más en campos de fútbol que en teatros, pero, en general, hay salud y mucha gente está encontrando su hueco.
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