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Si la vida es eso que le sucedía a John Lennon mientras andaba ocupado haciendo planes, 'Gerardo' es un personaje que se cruza en el camino del periodista de crónica negra Néstor Rubial mientras intenta escribir una novela sobre la primera resistencia antifranquista. Nada inusual, vamos: a poca curiosidad que el investigador tenga, quien se haya enfrascado en un proceso de documentación sabe que lo verdaderamente jugoso está en los aledaños, y que lo uno imaginaba meandros de una trama principal acaban convirtiéndose en el curso central de su historia.
Autor Marco Porras
Editorial Eolas, 2025
Páginas 430
Precio 23 euros
Y Rubial, en la novela, cae sin remedio en las redes de Gerardo. Que tiene apellidos, claro –Gerardo Salvador Merino (1910-1971)–, pero como buen ' ... camarada' es conocido por el nombre de pila, que así era la revolución de la 'nueva España': José Antonio, Onésimo, Dionisio… Todos esos personajes, y otros bastante menos revolucionarios, del cuñadísimo Serrano Súñer al propio Francisco Franco, desfilarán por las copiosas páginas en las que Rubial sigue la pista de un personaje que, contra todo pronóstico, resulta fascinante.
Por supuesto, es necesario acercarse al protagonista despojado de prejuicios, pero de todo tipo. Desde sus primeros devaneos con el socialismo hasta su 'fascinazión' tras visitar Alemania, no debemos mirar al primer jefe de la Delegación Nacional de Sindicatos desde una perspectiva contemporánea, sino tratar de entenderle en su contexto. Un microcosmos en el que, por cierto, la rueda de la fortuna le lleva de un extremo a otro: de los altos cargos del Movimiento a ser defenestrado, acusado de pertenecer a la masonería. Sin embargo, Gerardo sabía caer de pie, y tras su caída en desgracia se reinventa como empresario, miembro de esa nueva y pujante clase social de los 'haigas'.
Cierto que parece realmente complicado convertir en literatura una materia prima tan prosaica como las idas y venidas de un falangista de primera hora y tremendamente adaptativo, pero hay que reconocer que Marco Porras, más que novelar lo que en cualquier monografía académica sería una mera nota biográfica, consigue insuflar vida a un personaje que, a decir verdad, nunca acaba de gustar del todo al lector. La habilidad del escritor está, en cambio, en tomar las armas de la autoficción, aunque sea por persona interpuesta, y ceder el protagonismo a su alter ego, Rubial; a través de sus valoraciones, opiniones y conjeturas, la obra trasciende lo político para centrarse en la dimensión humana, con resultados más que notables.
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