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Raphael Guerreiro, en el partido ante Gales.
La banda francesa de Portugal

La banda francesa de Portugal

Raphael Guerreiro, Adrien Silva y el portero suplente Anthony Lopes tendrán su corazón partido en la final de la Eurocopa

Ignacio Tylko

Viernes, 8 de julio 2016, 18:22

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El portero suplente Anthony Lopes (Olympique de Lyon), el emergente lateral zurdo Rapfhael Guerreiro, tanteado por el Barcelona pero recientemente fichado por el Borussia de Dortmund del Lorient francés a cambio de 12 millones de euros; y el fino centrocampista Adrien Silva (Sporting de Portugal) defenderán a las 'Quinas' en la gran final del próximo domingo en el Stade de France en Saint-Denis, aunque en cierta forma tendrán el corazón partido. Hijos de la creciente emigración, los tres nacieron en Francia y poseen la doble nacionalidad.

     El caso más sonado es el carrilero izquierdo, autor del gran centro que cabeceó Cristiano Ronaldo para descerrajar a los galeses en la semifinal del miércoles en Lyon. Muy tímido y reservado en su vida diaria, Guerreiro -de sólo 22 años- se ha destapado como una de las notables apariciones del campeonato y, seguramente, el lateral izquierdo más pujante. Le beneficiaron las constantes lesiones de Fabio Coentrao para afianzarse como internacional. Pronto adquirió un papel relevante al marcar un gol frente a Argentina en Old Trafford.

 Guerreiro bien podría competir con el veterano Patrice Evra por un hueco en el carril zurdo de la selección anfitriona y recuperar las sensaciones experimentadas junto al francés Paul Pogba en Clairefontaine, cuartel general de los galos que de niño conoció este jugador nativo de Blanc-Mesnil, cerca de Saint-Denis, suburbio parisino donde se jugará la final. Lleva en el corazón a Francia, pero consideró más viable progresar con Portugal.

 «Fue una decisión mía elegir jugar con Portugal. Ni mi familia, ni mi representante me influyeron», asegura Guerreiro, cuyo padre es ferviente hincha del Benfica. Raphael jamás ha jugado en Portugal. Comenzó en el Caen, de ahí al Lorient y el curso próximo a la Bundesliga.

Dificultades con el idioma

 Guerreiro sufre incluso problemas con el idioma portugués: lo entiende, pero lo habla muy poco. Agradece siempre que puede la ayuda que le ha brindado el veterano Cristiano Ronaldo en su proceso de adaptación. «Cuando me estrené, me saludó, me preguntó por mi club, por mi procedencia y le estoy muy agradecido. Es una gran persona», dice. Ha sido ya internacional absoluto en 22 partidos, con dos goles anotados por su capacidad para incorporarse al ataque. En la Eurocopa ha jugado 390 minutos en cuatro partidos. A los que faltó, fue por lesión.

 También es clave para el técnico Fernando Santos el centrocampista Adrien Silva. A diferencia de sus dos colegas, este jugador no llegó a actuar en la Ligue 1 francesa y su carrera se condujo pronto hacia Portugal, en concreto a la famosa academia del Sporting. Tras un par de cesiones al Maccabi Haifa israelí y al Académica de Coimbra, allí ha triunfado y ya es capitán, todavía con 27 años.

 Sin embargo, bien habría podido triunfar en Francia y no en el país luso. Nacido en Angulema, en el centro del país galo, es de padre luso y de madre francesa. Hasta emigrar a Lisboa, estuvo en los infantiles del Girondins de Burdeos. Residía en la pequeña localidad de Blanquefort y era vecino de Mathieu Valbuena. «Nuestros padres jugaban en el mismo equipo y mi hermano mayor (Jeremy), Mathieu y yo, estábamos en las categorías inferiores del club», recuerda Silva sobre su coincidencia con el centrocampista del Olympique de Lyon que no está en la Eurocopa por el escándalo por la grabación de un vídeo de contenido sexual por el que la Justicia procesó al madridista Karim Benzema.

 Los sentimientos de Adrien Silva se tiñen de verde y rojo, aunque una parte de su familia sigue viviendo en Charente (Francia). Separado de sus padres cuando todavía era joven, su exilio le forjó una mente fuerte y madura y le hizo decantar sus deseos hacia la 'Seleçao'. Pero no pierde de vista sus raíces: «Francia siempre tendrá un lugar en mi corazón, pero vivo en Lisboa desde hace 14 años. Mi mujer es portuguesa, mi hijo también y hoy en día me siento portugués», dice Adrien, un medio con juego, versatilidad y gol.

 El 11 de octubre de 2014, Adrien Silva estuvo en el banquillo con Portugal en el Stade de France, escenario de la final del domingo, en un amistoso que los 'Bleus' ganaron 2-1. No llegó a jugar pero escuchó los himnos desde el banquillo. «Canté el de Portugal, pero cuando sonó el de Francia también me vinieron las palabras de La Marsellesa a mi cabeza», reconoció tras aquel partido.

 Nacido en Givors, cerca de Lyon, en la región de Rhone-Alpes Auvergne, el guardameta Antonthy Lopes se formó en suelo francés. La influencia de su padre portugués y las palomitas del exguardameta luso del Barça Vitor Baia, le hicieron ser portero. Comenzó en los humildes Chase sur Rhone y en el Saint Genis Laval, pero muy pronto le llamó a filas el Olympique de Lyon, donde ha desarrollado su carrera.

 Sus lazos con Portugal se reducían las vacaciones con sus abuelos en Miranda de Douro. Con 17 años, la federación lusa se anticipó a la gala y le convocó para la selección juvenil. Y desde ahí, vinculado hasta la absoluta. «Cuando se disputaba un Campeonato de Europa o un Mundial, yo no lo dudaba y siempre iba con los lusos», contó en alguna entrevista que le realizaron en París.

 A pesar de su buen rendimiento en el Olympique, su presencia en el combinado de Fernando Santos se reduce al papel de suplente de Rui Patricio, aunque sí ha jugado cuatro partidos amistosos. Desde el banquillo disfruta como uno más con los éxitos del equipo. «Estar en la Eurocopa de Francia es algo muy especial para mí y también para mis amigos Guerreiro y Silva. Son sensaciones preciosas que se nos quedarán para siempre», cuenta este cancerbero de 25 años, rápido y ágil, aunque le costó derribar la puerta y hacerse con la titularidad en el Olympique. Le benefició la marcha de Hugo Lloris al Tottenham en 2012. Serán los tres franceses que lucharán contra el país que les vio nacer.

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