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Ruth Beitia afronta esta próxima madrugada su última final olímpica de salto de altura como una de las grandes favoritas.
El día más esperado por Ruth Beitia

El día más esperado por Ruth Beitia

La cántabra compite esta próxima madrugada en la final de salto de altura de sus últimos Juegos Olímpicos

Marco García Vidart

Sábado, 20 de agosto 2016, 07:16

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Hace poco más de cuatro años, el 11 de agosto de 2012, Ruth Beitia (Santander, 1979) se despedía de la gran competición internacional. Aquella final de los Juegos Olímpicos de Londres era la que cerraba una carrera casi inigualable en el atletismo español en la que lo único que faltaba era una medalla olímpica. Ruth se volvió de la capital británica con esa medalla amarga que se dice de chocolate. La de la cuarta clasificada, a pesar de un concurso de altura soberbio. Era la espina clavada para la mejor atleta española de siempre en esa hora de la despedida entre las grandes de la altura mundial.

Pero tras ese verano llegó un invierno que trastocó en algo los planes de una Ruth que quería olvidarse de ser atleta. Como ella ha contado en mil ocasiones, la lluvia de Cantabria la llevó de vuelta al módulo cubierto de La Albericia. De nuevo con Ramón Torralbo, por hacer algo, por no perder la forma. Y el gusanillo volvió. Lo que ha sucedido después es historia viva no sólo del atletismo español, sino mundial debido a los logros de Ruth en estos cuatro años. Un bronce en el Mundial de Moscú de 2013, oro en los últimos tres Campeonatos de Europa, la general de la Liga de Diamante en salto de altura en 2015... Conforme iban pasando los años, se acercaba este 2016 y Río de Janeiro aparecía cada vez más cerca. La oportunidad de cambiar esa medalla de chocolate por una de las buenas. Y como se suele decir, ha llegado el día. Esta próxima madrugada, a partir de la 1.30 horas, la cántabra saltará en su última final olímpica.

La santanderina llega lanzada a la final de sus cuartos Juegos Olímpicos. Su mejor marca de la temporada, 1,98 metros, es la cuarta mejor de la temporada a nivel mundial. Pero la gran noticia es que ninguna de las saltadoras que competirán con Beitia en esta próxima madrugada tiene un registro de relumbrón que le haga partir como favorita. Así, la líder de este año es la norteamericana Chaunté Lowe, con 2,01. Una altura que Beitia ya ha franqueado varias veces. Sólo la alemana Marie-Laurence Jungfleisch (2,00 metros) y la polaca Kamila Licwinko, con 1,99, tienen mejor marca que la santanderina esta temporada.

Favoritas

La calificación del pasado jueves, quizá demasiado asequible porque hasta 17 atletas pasaron a la final de forma directa al volar sobre 1,94 metros, dejó entrever a un grupo de favoritas. Aunque por galones y experiencia en podios internacionales, tres son las saltadoras que apuntan a todo. La norteamericana Lowe, que pasó limpia desde el 1,80 hasta el 1,94, es una de ellas. La otra será la gran incógnita de la noche carioca. La croata Blanka Vlasic, lastrada en los últimos tiempos por mil lesiones, llega con esos 1,94 de la calificación como mejor marca del año. Pero también pasó sin problemas todas las alturas. Si le diese por saltar como en sus mejores épocas, de alguien que tiene una plata olímpica (Pekín 2008) y un mejor salto de 2,08, es mejor recelar. Pero parece que los mejores años de la Vlasic ya han pasado.

En el mismo nivel que las grandes favoritas o quizá un punto superior a ellas, está Ruth Beitia. Por estado de forma y, sobre todo, por estado mental. En este cuatrienio mágico desde los Juegos de Londres, la santanderina se ha convertido en una de las grandes especialistas mundiales en competir en finales. En los dos últimos Europeos ha repetido el guión. En 2014, su mejor concurso de los últimos tiempos, Beitia dinamitaba la final saltando 2,01 a la primera. En este 2016 en Ámsterdam, donde una joven Beitia ganaba el Europeo sub-23 en 2001, repetía el estropicio sobre 1,98.

Ese salto que llena de nervios a las rivales es fruto del mucho trabajo, pero también «de la experiencia», relataba la santanderina con una sonrisa tras volver de Amsterdam con su tercer oro europeo consecutivo. Porque en la final de esta próxima madrugada, Beitia será de largo la más veterana del concurso. La americana Chaunté Lowe (32) años, le sigue de lejos. La santanderina saltará con chicas a las que incluso más que dobla en edad, como la estadounidense Vashti Cunningham, de apenas 18 años.

Nadie se atreve ya a poner fecha para la retirada de una atleta que desafía a toda lógica. Pero la propia Ruth Beitia aclama, siempre entre risas, que estos de Río son «mis últimos Juegos». La última oportunidad para aprovechar, como siempre repite, «el regalo que me ha dado la vida» en forma de cuatro años más en la élite de su deporte. El tartán azul del estadio olímpico de Río de Janeiro será el escenario perfecto para poner el único adorno que falta en un palmarés de leyenda. Y esta madrugada está permitido soñar con todo. Con un Ruth Beitia, campeona olímpica. El atletismo premiaría así la carrera de una de las personas más felices que ha habido practicando este deporte.

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