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Mariano García saca el oval, apoyado por el chileno Aldo.
El coraje no basta contra la lógica
rugby

El coraje no basta contra la lógica

El Senor derrocha voluntad, pero un El Salvador casi perfecto derrota con holgura a los santanderinos

Marco García Vidart

Domingo, 27 de noviembre 2016, 20:45

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El rugby, aún al máximo nivel, sigue siendo como la pequeña aldea de Astérix. Un reducto en el que refugiarse en busca de palabras y conceptos en desuso en otros grandes espectáculos deportivos, como respeto, admiración por el rival... Ayer, la pequeña grada de San Román era un compendio de todo eso. Porque no estaba reñido animar a un bravísimo Senor que se dejó hasta la última gota de sudor que tenía con admirar a un Silverstorm El Salvador que, simplemente, bordó el rugby. El Chami, vigente campeón de Liga, Copa y representante en Europa de un rugby español que quiere pintar algo más cada año, pasó por encima de los santanderinos en una de las mejores exhibiciones de rugby total que San Román recuerda. Los verdes, con varias bajas en su quince habitual, no pudieron hacer nada ante un muro negro en defensa pero que, además, esta temporada es un equipo alegre y vistoso en ataque. El coraje del Senor no pudo con la lógica que decía que El Salvador tenía que ganar ayer en San Román.

El sol, ese socio fiel de los verdes, volvía a ocupar su lugar sobre el cielo de San Román. Y fue el que mejor vio el casi único error de los visitantes. Nada más sacar de centro Mariano García, Mamea, ese espectacular 8 samoano de Pucela, esperó el oval como si tal cosa. Quieto como un pasmarote. Y fue tan sobrado que el balón se le escurrió. A Mario Solís le faltó tiempo para robar el balón y montar una larga jugada de ataque que culminó con un pase de Cornejo a Capurro. El argentino conectó una patada hacia la zona de ensayo y ahí la agarró Mañero para posar. Con la transformación de Mariano García, era el 7-0. La grada aún no se creía lo bien que empezaba el partido.

Pero poco a poco, el negro de las camisas pucelanas iba convirtiendo en noche el partido para los verdes. El Salvador, durísimo en defensa, mostraba en ataque una cara desconocida por el público santanderino. Si antaño la consigna era sacar golpes de castigo para que Katz patease, ahora es mover el balón casi como los All Blacks. En ello tiene mucho que ver Juan Ramos. Un medio melé de apenas 18 años del que se apuntan maravillas de cara al futuro del deporte oval patrio. A los diez minutos, una jugada que originó el chaval la culminó Zebango por la derecha para el 7-5. Graaff, el apertura sudafricano de los chamizos, no transformó.

El Senor lo intentaba con todo lo que tenía. David González, ayer en el puesto de 8, se partía la cara una y mil veces contra la defensa pucelana. Y lo mismo hacía Berni Vázquez para recorrer tres o cuatro metros tras un ruck. Cada jugador verde intentaba aportar lo máximo en lo suyo. Pero era chocar contra una roca negra que defendía de forma implacable.

Apenas siete minutos tardó El Salvador en armar otro taco en la ofensiva. Esta vez fue el interminable zaguero Tom Pearce el que llevó el oval por el flanco izquierdo y pasar en última instancia a Carter para que ensayase. Graaff esta vez sí acertó con los palos para el 7-12. En el minuto 25, al Senor empezó a abrírsele la tierra bajo los pies. Tras una melé fueron más o menos igualadas, en contra de la previsión de que serían casi todas visitantes, Ramos y Carter se hicieron un tuya-mía en el campo de los santanderinos para lograr el tercer ensayo pucelano de la mañana. Graaff lo pasó para colocar el 7-19.

Los verdes tiraron de orgullo. Leyeron a la perfección que era el momento de intentar la remontada y estiraron líneas. Fruto de su empeño lograron un golpe de castigo, que originó una amarilla para Gonzalo Núñez y que transformó Mariano para el 10-19 en el minuto 35. Parecía que había esperanzas, pero todo fue un espejismo. De nuevo Ramos se encargó de dinamitarlo todo, moviendo el oval a toda velocidad para Pearce y Alberto Díaz, que fue el que ensayó. Graaff transformó para el 10-26 con el que se llegó al descanso.

Aluvión visitante

Al Senor no le quedaba otra que salir del vestuario lanzado intentando un imposible. En los cinco primeros minutos de la reanudación intentó arrinconar al Chami. Pero a Ramos le faltaba poner la guinda a su gran actuación de la mañana. Tras una patada a seguir de Graaff, el chaval enganchó el balón y no hubo forma de frenarle. Con la patada del sudafricano, el 10-33.

El Senor y toda la parroquia local acusaron el sopapo. Los verdes y su público se quedaron groggys. Sólo siete minutos después, El Salvador firmó la sentencia con una jugada especialidad de la casa. Maul armado al instante tras una touche en la 22 local y ensayo de Gonzalo Núñez. Graaff transformó para un ya definitivo 10-40. El resto del partido, de facto, sobró. Aunque los verdes, en los últimos minutos, mostraron el último atisbo de coraje que sirvió a José García para ensayar en el 73. Pero ya apenas había tiempo para soñar con un hipotético punto bonus de ataque. Y, sobre todo, estaba enfrente un auténtico equipazo que se ganó cosas del rugby el respeto y el aplauso del público de San Román.

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