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Los All Blacks haciendo su tradicional haka.
Reconocimiento a los valores de los All Blacks
Polideportivo

Reconocimiento a los valores de los All Blacks

La selección neozelandesa de rugby, premio Princesa de Asturias 2017 por «sus extraordinarios éxitos deportivos» y por ser «un ejemplo de integración racial y cultural»

JAVIER VARELA

Miércoles, 24 de mayo 2017, 11:58

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Son los reyes del rugby y desde este miércoles también pueden presumir de haber sido galardonados con el premio Princesa de Asturias por «sus extraordinarios éxitos deportivos, reflejar grandes valores como la solidaridad y la deportividad y ser un ejemplo de integración social y cultural». La selección de rugby de Nueva Zelanda, que perdió la final del pasado año ante el triatleta Javier Gómez Noya, se impuso este miércoles en la edición de 2017 en la última votación a la primera mujer que corrió un maratón con dorsal, Kathrine Switzer, tras superar ambas candidaturas a Ruth Beitia, que quedó tercera.

El Princesa de Asturias de los Deportes llega pues con un año de retraso para los All Blacks. La selección neozelandesa se une así a una nómina de premiados en la que también están, entre otros, los hermanos Pau y Marc Gasol, el Maratón de Nueva York, José María Olazábal, Iker Casillas y Xavi Hernández, Fernando Alonso, Haile Gebrselassie, la selección española de fútbol, Yelena Isinbayeva, Rafa Nadal, Michael Schumacher o la selección española de baloncesto. Los nuevos Princesa de Asturias son mucho más que un grupo de fornidos hombres tatuados, vestidos de negro y que no dudan en amedrentar al rival con una danza tradicional maorí de desafío, conocida como haka, en la que demuestran que son capaces de golpearse más fuerte que nadie, sacar la lengua hasta la barbilla y amenazar al contrario con rebanarle el pescuezo como si de piratas se trataran. Y todo para intimidar y mostrar respeto a un rival que ya empieza el partido impresionado por lo que acaba de presenciar.

Deportivamente se trata de un equipo épico. Los números dicen que sólo han sido derrotados en partido oficial por cinco selecciones (Australia, Inglaterra, Francia, Sudáfrica y Gales) y que han ganado el 77% de los 552 encuentros que ha disputado entre 1903 y 2016. Unos datos que hacen temblar más que ver a esos quince muchachos entrar en trance minutos antes de comenzar a jugar. La selección de Nueva Zelanda es la vigente campeona del mundo, la que más títulos universales de rugby ha conquistado (tres) y la única que ha conseguido revalidarlo (en Nueva Zelanda 2011 e Inglaterra 2015). Los All Blacks, que establecieron el pasado año un récord de 18 victorias consecutivas, son el alma de Nueva Zelanda y la selección con la que se identifican muchísimos aficionados al deporte oval sean del país que sean.

Estos gigantones son mucho más que una danza o unos resultados. Los All Blacks se han convertido en embajadores deportivos de Nueva Zelanda por todo lo que representan. Allí son considerados héroes, han convertido el rugby en el deporte nacional y lo han situado al mismo nivel que la vela o las ovejas merinas. Como reconocía Abel Antón, presidente del jurado de los Princesa de Asturias de los Deportes, «los All Blacks representan un ejemplo de integración racial y cultural, que ha contribuido a la unidad de neozelandeses de diferente origen, simbolizado en la haka, vínculo con sus raíces y su patrimonio ancestral». De hecho, esta selección se ha convertido en los mejor representante de los maoríes, que apenas constituyen un 15% de la población de Nueva Zelanda, pero cuyo peso en el equipo es crucial, a diferencia de lo que ocurre en aquellas lejanas tierras.

Quizá por ello la haka sea un símbolo más allá del marketing que ha hecho a la firma deportiva que viste a los chicos de negro, entre los que estuvo el mítico Jonah Lomu, vender millones de camisetas en todo el mundo. Una danza que a punto estuvo de dejar de verse en los campos de rugby en 1985 cuando el también legendario Wayne Shelford propuso a sus compañeros tomársela en serio o dejar que se convirtiera en un circo. Ese día los jugadores votaron y decidieron entrenar para que la haka recuperara el simbolismo maorí que parecía haber perdido. La versión actual, el Kapa O Pango, se incorporó el 28 de agosto de 2005, y sustituyó a la antigua «Ka Mate, Ka Mate».

Nueva Zelanda, la tierra de los helechos plateados, tiene desde este miércoles otro motivo para enorgullecerse de sus guerreros de negro, el premio Princesa de Asturias de los Deportes 2017. Sólo falta esperar al último viernes de octubre para comprobar si la impresionante haka hace silenciar a las gaitas en la puerta del teatro Campoamor de Oviedo.

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