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Los jugadores del Laredo celebran la victoria y el pase a la próxima eliminatoria.
Fútbol | copa del rey

El Laredo da una lección al Racing

El equipo pejino, más agresivo y concentrado, elimina de la Copa del Rey a los verdiblancos tras superarles en todas las facetas

PPLL

Miércoles, 2 de septiembre 2015, 18:32

El Laredo dio ayer una lección al Racing. En toda regla. Esa que dice que los partidos hay que afrontarlos con intensidad, agresividad y concentración desde el minuto 1. Esa que dice que no hay rival pequeño ni competición menor. El conjunto rojillo eliminó con toda justicia al verdiblanco en la primera ronda de la Copa del Rey e hizo historia, porque nunca le había ganado en competición oficial. El 2-0 que reflejó el marcador de San Lorenzo hizo justicia a lo visto sobre el campo, a pesar de que los dos goles del Laredo fueran convertidos en propia meta por jugadores racinguistas. No hay excusas y el Racing ayer fue un conjunto inferior. En actitud, juego y concentración. El veterano técnico José Gómez le ganó la partida al novel Munitis.

580 días después, el Racing volvía a una competición que honró con aquel histórico plante del 30 de enero de 2014. Pero lo hizo de la peor manera posible, haciendo el ridículo, deshonrándola. Este regreso daba al partido un carácter muy especial para los aficionados verdiblancos. Era algo más que una primera ronda del torneo del KO. También el rival, el Laredo, aportaba un carácter diferente a la cita, un derbi cántabro en toda regla: era la octava ocasión de la historia en la que ambos conjuntos se medían en competición oficial, la última hace 25 años. Hasta ayer, seis victorias racinguistas y un empate. Pero el 2 de septiembre de 2015 cambió la historia.

El hecho de ser una ronda a partido único, a vida o muerte, le otorgó un plus al encuentro tan necesario como vistoso. En San Lorenzo se vivió un partido de poder a poder, con dos equipos que buscaban el mismo objetivo por distintos intereses: el Laredo quería completar la hazaña de eliminar al Racing, el referente de fútbol cántabro, por mucho que milite en Segunda B. Por su parte los hombres de Pedro Munitis no podían permitirse un nuevo tropiezo después de una mala pretemporada y la derrota ante el Celta B en el arranque liguero, paliada en parte por la victoria contra el Astorga. En definitiva, no querían alimentar más dudas, pero lo que hicieron fue despertar miles de fantasmas.

Munitis presentó un once en el que mezcló algunos de los titulares en las dos primeras jornadas Borja, Caneda, Alain, Kamal, Dani Rodríguez y Unai, con otros a los que quería dar minutos para que adquiriesen ritmo de competición Docal, Artiles, Chus Hevia y Dioni. Y en la portería, Óscar Santiago. Enfrente, José Gómez apostó por David; Toño, Pablo, Santi, Bubu; Óscar, Del Olmo; Manu, Dani; Camino y Vinatea.

En los primeros minutos, el dominio correspondió al Laredo, que quiso sorprender al Racing, al que le costó adaptarse a las dimensiones del terreno de juego. Pero no fue solo el arranque, sino que la superioridad local se extendió a lo largo de todo el choque, cuando tuvo el balón y cuando no quiso tenerlo.

No tardaron en adelantarse en el marcador los hombres de José Gómez, que aprovecharon una pérdida de balón racinguista en el centro del campo tras una falta mal sacada por Alain para montar un rápido contragolpe que terminó con el gol en propia meta de Caneda cuando intentaba evitar el remate a puerta vacía de Vinatea. Era el minuto 16 y el gol premiaba el mejor arranque del Laredo.

El Racing pudo empatar en el 21, pero el colegiado Ramos Domínguez anuló el gol de Dioni por fuera de juego cuando había empujado a la red una asistencia de Artiles. El conjunto de Pedro Munitis espabiló, por fin, tras el gol encajado y solo fue entonces cuando entró en el partido. Pero tenía que resolver un problema, al margen de darle la vuelta al marcador: frenar a Camino, una pesadilla para la defensa racinguista. De sus botas salió la siguiente jugada de peligro del Laredo, que terminó con el cabezazo de Vinatea a las manos de Óscar Santiago.

El partido se abrió y se volvió dinámico, divertido para los espectadores. El Racing pudo empatar alcanzada la media hora, pero el portero pejino David adivinó las intenciones de Chus Hevia y detuvo su intento de vaselina. El conjunto verdiblanco buscó la igualada antes del descanso, pero se encontró con otro revés en forma del gol del Laredo. Una falta lateral fue rematada por Kamal hacia su propia portería llevando el 2-0 al marcador. Óscar Santiago tampoco pudo hacer nada. Parece increíble, pero los dos tantos pejinos fueron introducidos en su propia portería por defensores racinguistas. Habrá que rebuscar mucho en las hemerotecas para encontrar un precedente igual. El Laredo había sido mejor, más agresivo, había combinado mejor y se iba con una notable ventaja al descanso.

Contra corriente

El Racing tenía una tarea mayúscula por delante en la segunda parte si no quería verse eliminado de la Copa a las primeras de cambio. Munitis introdujo a Óscar tras el paso por vestuarios y a Coulibaly poco después para intentar cambiar la dinámica del partido. Pero muy poco cambió a pesar de los intentos del canterano. Además, la entrada del senegalés en el lugar de Dioni, el único 9 del equipo, extrañó ante la tarea de la remontada que tenía por delante el equipo. La chispa que le faltaba al Racing se la puso Isma Cerro, que debutó con la camiseta verdiblanca. Su entrada sí se notó, aunque el paso adelante que dieron los hombres de Munitis no se convertían en ocasiones de gol. Al Racing le cuesta muchísimo jugar con el marcador en contra, sea quien sea el rival y su categoría.

El peligro que demostraba el Racing en sus aproximaciones al área rival era nulo, todo lo contrario que el Laredo, que pudo llevar el 3-0 al marcador en dos jugadas consecutivas. Primero fue Manu, pero disparó desviado; y después Espino, que remató alto una gran jugada ensayada. Cualquier acción de estrategia en las proximidades del área del Racing se convertía en peligro para la portería de Óscar Santiago. Muy preocupante.

El conjunto verdiblanco apuraba sus esperanzas de, al menos, forzar la prórroga, pero más que una remontada necesitaba ya una hazaña. Faltaba apenas un cuarto de hora y el 2-0 seguía luciendo en lo más alto del marcador. Cerro y Óscar capitalizaban los arrebatos ofensivos del Racing, con más fe que acierto. Si atrás los santanderinos no fueron contundentes, arriba tampoco, y el arquero David apenas se vio obligado a emplearse a fondo.

El Laredo saboreaba ya la victoria y sus aficionados lo celebraban en la grada. En la primera parte fue a buscar el partido y en la segunda supo matarlo, conservando su ventaja sin excesivos agobios. Todo lo contrario que el Racing, que entró al campo dormid y apenas despertó ya con el marcador en contra. Los miembros de La Gradona desplazados hasta San Lorenzo fueron claros en sus cánticos al final de choque: exigieron a sus jugadores más «huevos» a voz en grito. Pero no fue lo único que le faltó al Racing, tiene muchas cosas por mejor. El Laredo le dio una lección, de la que debe aprender de forma urgente. Los pejinos hicieron historia... a costa del rídículo de los verdiblancos.

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