Entre el estupor y la indiferencia
El público no hace sangre pese al sonrojante resultado ante el colista y la Gradona trata de arropar a los suyos tras el desastre
Tras el desastre de la tarde, el equipo fue despedido con indiferencia por un público que en algunos casos abandonó las gradas algo antes del ... final. Sí que reaccionó la Gradona para arropar a los suyos tras la contundente goleada encajada frente al colista. Sin el festejo que acompaña al saludo en otros partidos -no procedía- pero sí en un reflejo de la comunión con el equipo pese al pésimo partido de ayer.
Entre la frustración y la vergüenza por el que tal vez fuera el peor partido de la era JAL -el propio entrenador lo reconocía en la sala de prensa de los Campos de Sport-, el público no hizo sangre, aunque sí dejó ver su disgusto por un sonrojante resultado que llegó a ser de 0-4, pese al maquillaje de los dos últimos tantos.
Se ponía así broche final a una jornada algo extraña en Santander de la que el Racing sale herido, pero aún como líder de Segunda en un día que tuvo también algo de amistoso duelo entre aficiones, dado el gran desplazamiento leonés. La fecha y la hora lo propiciaban.
Ya por la mañana algo era diferente. Bastante calma chicha en Santander, quizá la que precede a la tempestad. Pero esta todavía no se veía venir. Después, amistoso duelo de aficiones. Espectacular el coirteo verdiblanco con sus botes de humo verde y sus banderas. No le fueron a la zaga los de la Cultural cuando se fueron juntando. Cerca de un millar y medio para celebrar una inesperada goleada.
Y eso que su plan inicial tenía algunas lagunas. La afición visitante se había citado a mediodía en Cañadío, pero a esa hora todos los locales estaban cerrados y se fueron dispersando por el centro, conviviendo con la afición cántabra. Siempre, eso sí, con un goteo constante hacia Cañadío. Mañaneo antes de la tempestad verdiblanca. Antes del festín leonés.
El duelo de aficiones fue el único que tuvo color. Porque sobre el césped solo hubo un equipo, aunque los buenos resultados anteriores salvaron a los verdiblancos de la pita que en otras circunstancias pudieron haber recibido. Al final, caras largas y gradas que se quedaron muy pronto vacías, en parte buen reflejo de lo que hizo el equipo. Porque lo del césped fue poco menos que una incomparecencia.
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