Carácter y temperamento

Estoy convencido de que el domingo fue uno de esos partidos que marcan un punto de inflexión: todos los jugadores se ofrecían, pedían la pelota, se movían, metían el pie, ganaban la posición... Se mostró, en definitiva, ese carácter que sí se vio ante el Oviedo, pero que hemos echado en falta durante algunas fases del campeonato. No confundamos carácter con temperamento, que viene a ser el punto justo de mala leche que también ha pasado desapercibido en momentos puntuales. Afortunadamente, también esa virtud resurgió en el momento oportuno.

Comienza ahora otra competición. El equipo ha cumplido el objetivo mínimo exigible. Llevamos doce años sin ver al Racing en Primera. Por tanto, nadie puede exigir a estos futbolistas, ni siquiera al cuerpo técnico, que pongan solución a ese problema, que lo ha sido más institucional y económico que deportivo. Ellos no son los culpables de urgencia alguna y sí lo son de ilusionar al personal y llenar el estadio todos los partidos. Cero presión, por tanto.

El fútbol es bello por lo impredecible, pero estoy convencido de que si muestran el mismo carácter y temperamento, el Racing pasará la eliminatoria ante el Mirandés. Con esas dos virtudes cualquier equipo inferior puede anular a otro superior técnicamente. Pero es que, por muy bien que lo hayan hecho los Panichelli, Urko Vera y demás, libra por libra, el Racing es mejor equipo.

No permitamos que el carácter y temperamento igualen la contienda. Si ponen en práctica lo que saben hacer, porque ya lo han demostrado, el triunfo será nuestro. A por ello.