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El lateral izquierdo había sido durante años una posición maldita para el Racing. A ninguno de sus ocupantes le acababa de sentar bien el traje. ... Pero eso ha cambiado.Por El Sardinero aparece cada jornada un chico de andar tranquilo y fútbol serio con el 40 a la espalda. A Mario García (Santander, 2003) no se le esperaba y, sin embargo, se ha quedado. A sus 22 años se ha asentado en el equipo de José Alberto y esta temporada ya ha marcado tres goles.De hecho es el defensa más goleador de las últimas ocho jornadas, pero lo que deslumbra no es la estadística sino la forma en que se ha ganado su sitio. Sin cartel, sin pasar siquiera por la selección cántabra o por la propia cantera del Racing. Lo de Mario es una rareza, pero el caso es que el chaval ha encajado como si fuera una pieza hecha a medida.
En el campo Ha jugado 29 partidos, 25 de ellos como titular y ha disputado en total 2.229 minutos en Liga.
Goles Es el defensa más goleador de las últimas ocho jornadas. Hasta ahora suma tres tantos con el Racing.
Trayectoria Estuvo en el Herrera de Camargo, el Perines y después en el Rayo Cantabria, desde donde dio el salto al Racing.
Se crío en Peñacastillo y todavía vive allí. Su padre, palentino de Espinosa de Villagonzalo; su madre, burgalesa de Melgar de Fernamental. Él, cántabro. Empezó en el fútbol como empiezan todos los chavales de barrio, en el recreo del colegio.Y después, en dos equipos al mismo tiempo. En el Herrera de Camargo entrenaba su padre, en el Nueva Montaña jugaban sus amigos. Solo entrenaba. Aún no tenía ficha, pero algo iba cuajando. Lo demás fue un largo trayecto de campos humildes y temporadas sin focos. Herrera, Bansander y después Perines. Allí estuvo ocho años. Nunca fue el que más destacaba. No llamó la atención en los torneos y nunca le llamaron para la selección cántabra ni para hacer pruebas con equipos grandes. Era de esos jugadores que están, ayudan, suman... pero no entraba en las quinielas. Hasta que de repente algo hizo clic.
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«Mi explosión fue en los dos últimos años de juvenil», ha contado él mismo. Compitiendo en División de Honor contra equipos como Celta, Dépor, Racing... el sueño que parecía de otro empezó a tomar forma. El nivel subió y con él subió también su fútbol. Entonces sonó el teléfono. Al otro lado de la línea Gonzalo Colsa le propuso desembarcar en el Rayo Cantabria. La primera vez no se pudo concretar. La segunda Mario ya no dudó.
Llegó al Rayo con una certeza modesta: no sabía si se quedaría. Pero gustó al cuerpo técnico, metió gol en su primer partido con el filial y poco después José Alberto le convocó con el primer equipo. Cuando vio su nombre en la lista no pensó en el once, pensó en firmar el acta rápido, por si acaso. Y luego en llamar a su novia, a sus amigos y a sus padres. Lo que había soñado en las gradas de El Sardinero, junto a su padre, con quien iba al estadio siendo un niño, se volvía real. Iba a jugar con el Racing.
El debut llegó en Ponferrada en la temporada 2022-23. El en minuto 40 Mantilla se tocó el isquiotibial. Desde el banquillo le avisaron: «Calienta, que sales». Mario se puso nervioso, claro, pero una vez que pisó el césped todo se puso en su sitio. Dio una asistencia a Yeray para empatar un partido ante la Ponferradina que parecía perdido. Se guardó la camiseta. Hoy está enmarcada y colgada en su casa. Aquella tarde no se olvida. Desde entonces, el 40 corre la banda y esta temporada acumula ya 2.229 minutos en 27 partidos, 25 como titular.Además, ha marcado ante Mirandés, Huesca y Oviedo.
Los tres han sido importantes, pero el gol del Alcoraz es casi imposible de olvidar. No porque sea de bella factura, sino por las circunstancias. El portero rival se lesionó justo antes de que Mario robase un balón en el área y marcase con él ya tendido en el suelo. «No lo sabía. Pasa todo muy rápido. Luego al ver la repetición me di cuenta», reconoció en un Sonderklass.
A pesar de su juventud, no usa mucho las redes sociales. No le gusta el ruido y por eso hace un año que dejó X (antes Twitter). Prefiere Instagram, pero no le mete tantas horas a la aplicación como el resto de chavales de su edad. Subir una foto, ver otra y poco más. Tampoco ha aparcado del todo los estudios. Está en segundo curso de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Este año ha tenido que parar porque la universidad es presencial y le pedían que faltara a entrenar para asistir a prácticas. Y eso no iba a pasar. «Lo siento, pero no voy al examen. Voy a la recuperación», llegó a decir en años anteriores. Entonces era el momento en que empezaba a entrenar con el primer equipo, no se lo podía permitir. Lo suyo es lo de siempre: entrenar, sumar, hacer su trabajo y volver a casa en Peñacastillo. A veces, en el fútbol también triunfan los que no hacen ruido. Y eso también es una victoria.
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