La PAU de José Alberto
Examen y oportunidad ·
El asturiano disputa su primera fase de ascenso, en la que el reto de devolver al Racing a Primera División es el suyo de debutar en la máxima categoríaJosé Alberto López Menéndez (Oviedo, 1982) llegó en enero de 2023 a un por entonces modesto Racing que acababa de recuperar la categoría y lidiaba ... por el fantasma de un cuarto descenso consecutivo cada vez que tocaba la categoría de plata. Tras veinte jornadas y cinco derrotas consecutivas, estaba en puestos de descenso y el asturiano aceptó el reto pese a reconocer que la situación era «muy difícil». Tenía cierto margen, con 22 jornadas por delante, e impulsó un cambio que comenzó con un drástrico replanteamiento del estilo de juego para implementar progresivamente otros.
El José Alberto que llegó a Santander era un entrenador con experiencia y muy buen currículum en Segunda, pero no de los más mediáticos, en una decisión de Mikel Martija que muy pronto se reveló acertada. No solo evitó el descenso, sino que dejó al equipo duodécimo e hizo, por momentos, números de fase de ascenso.
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Esa era precisamente la meta, una permanencia holgada y mirar de reojo los seis primeros puestos, pero sin ninguna presión, en una segunda temporada sobresaliente, pero en la que la decepción de quedarse fuera de las eliminatorias justo en la última jornada dejó un poso amargo. Más, incluso, en forma de losa para los futbolistas que en una masa social que hizo piña.
Ahora el técnico afronta su particular PAU en forma de semifinal contra el Mirandés, precisamente uno de los equipos que ha dirigido a lo largo de su carrera. Con la satisfacción de tener el aprobado casi garantizado: por primera vez desde hace doce años el Racing está en condiciones de regresar a la máxima categoría, pero también con la mochila de los muchos meses que el equipo lideró la clasificación. Paradójicamente, su extraordinario rendimiento hasta diciembre se convirtió en cierto modo en un lastre, aunque sin aquellos puntos la temporada ya habría terminado.
En un proyecto y un vestuario con claro liderazgo del míster, este último reto, comenzando por la eliminatoria ante los jabatos, marca la hora de JAL. «Quiero entrenar en Primera y quiero hacerlo con el Racing», decía hace unos meses. Lo que para el club supondría terminar al fin con un largo penar de catorce años significaría para su cabeza visible debutar en la máxima categoría. Un reto complicado para cualquier entrenador, pero más aún para uno que no llegó a ser futbolista de élite.
No solo por ese hito en el currículum ha llegado la hora de JAL. Con un constante crecimiento en lo deportivo en sus dos años y medio en Santander, ya garantizado por el solo hecho de estar entre los elegidos para disputarse la última plaza de ascenso que queda, busca un salto de calidad que borre definitivamente las dudas que surgieron por primera vez en febrero en torno a su figura. El apoyo interno es incondicional y el externo abrumadoramente mayoritario, pero superar una eliminatoria -y, obviamente, el ascenso- le ayudaría a abrir el próximo curso incluso con mayor crédito. Su equipo puso el listón tan alto entre agosto y noviembre que todo lo que no sea la excelencia parece no superarlo. Tan injusto como cierto.
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Cómo afrontar un partido clave
Ha aprendido de la experiencia
La mala experiencia de La Cerámica le ha sido muy útil al técnico. En muchas ocasiones ha reflexionado que tal vez su plantilla, e incluso él mismo, no estaban del todo preparados para gestionar la tensión de verse en condiciones de ascender a Primera, en una temporada en la que, además, no se había planteado ese objetivo. El equipo acusó el bloqueo y el técnico hizo autocrítica, reflexionando sobre si podía haber cambiado el rumbo del partido sobre la marcha y gestionar de otro modo la situación. El pasado domingo frente al Granada demostró, junto a sus futbolistas, que esa lección estaba aprendida, al contrario de lo que se temía tras los malos resultados ante Eldense y Cartagena. Aquello era ya una final por el play off y ahora llega una semifinal de la fase de ascenso en la que de nuevo la presión y responsabilidad serán las mismas y el margen de error, mínimo. Pero todo el Racing está ya más curtido y una vez cumplido ese primer objetivo, no quedará ya una sensación de fracaso si el equipo cae por el camino. Al contrario, habrá dado un nuevo paso en su constante crecimiento.
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El factor físico
El pico de forma necesario para ganar
No es el entrenador quien elabora la planificación física, pero sí la cabeza del cuerpo técnico y el responsable último de la estrategia general, también en lo que al estado físico y los picos de forma se refiere. Al contrario de la primera temporada, en la que el entrenador llegó en enero, y de una segunda en la que con la excepción de los dos últimos partidos el rendimiento fue bueno en la recta final, esta curso el equipo ha dado la sensación de llegar más justo en el plano físico; de que la Liga se le ha hecho larga. Si era solo una sensación provocada por los malos resultados o si realmente faltaba la chispa, en lo que al estado físico se refiere, se comprobará en esta semifinal. Será otra de las pruebas que afrontará José Alberto en su particular PAU, que se puede prolongar incluso durante cuatro semanas. Hay que tener en cuenta que, con esta fase de ascenso, la temporada va a ser extraordinariamente larga. Incluso en el caso de que caiga eliminado, el Racing habrá completado 47 partidos de competición oficial (42 de Liga regular, tres de Copa y la citada eliminatoria) y, en caso contrario, 49. Diez meses consecutivos de máxima exigencia.
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Gestionar la presión
Que la tensión no atenace a los suyos
Pese a su perfil de técnico moderno, no es José Alberto López especialmente partidario –sin renegar tampoco de ello– del trabajo con psicólogo en las plantillas profesionales. Considera que es él mismo quien, apoyado por su cuerpo técnico, debe mantener en buen estado anímico a sus futbolistas en lo que al deporte y las dinámicas de grupo se refiere. Protege a sus jugadores y prefiere recibir él los golpes, aunque tampoco duda en mandar sutiles pero evidentes mensajes en la sala de prensa, ya sea generales o con un destinatario particular, cuando lo considera necesario. Hace meses percibió ya que el equipo se estaba bloqueando; agarrotado por la responsabilidad, y por eso apeló al entorno para arropar a la plantilla. Había detectado el problema, pero no consiguió acotarlo o, en el mejor de los casos, solo aminoró el impacto. Sin embargo, en el último partido se percibió otro estado de ánimo y con un solo pero trascendental resultado, unido a la actitud, las circunstancias en que se dio y el juego desplegado, se han despejado muchas de las dudas. No todas, pero el entorno, y a juzgar desde el exterior también dentro del equipo, hay más optimismo y menos presión. Responsabilidad, incluso más.
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Matar los partidos
Cerrar el marcador para no sufrir al final
El asturiano sabe cambiar el guion. Cuando en la segunda vuelta detectó que los rivales le habían tomado la matrícula; que había aprendido la forma de neutralizar el rocanrol del Racing –entre otros recursos estaba la reiteración de faltas, hasta convertirle en el equipo que más recibía de toda la Segunda División–, decidió alternar su habitual 4-2-3-1 con un 4-4-2 clásico. No teme cambiar el dibujo; también ha llegado a jugar con cinco defensas, precisamente ante el Mirandés. No en vano, a lo largo de la temporada ensaya dos o tres sistemas. Más difícil le ha resultado, quizá por falta de profundidad de partido, cerrar los partidos. El Racing ha demostrado que sabe remontar pero, a la hora de cerrar el marcador con una renta suficiente o conseguir que no se juegue más, lo que coloquialmente se llama matar los partidos, sufre mucho más. En más de una ocasión se ha impuesto por la mínima pese a ser superior, al fin y al cabo un mal menor, o ha cedido puntos. El empate a tres frente al Eldense constituye el ejemplo más claro.
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Salir con intensidad
Asegurar la portería en los primeros minutos
Sea por falta de concentración, de tensión, por errores individuales o de grupo o por cualquier circunstancia, los verdiblancos encajan muchos goles en los primero minutos de partido, lo que condiciona su desarrollo y obliga a jugar a remolque, con el riesgo que trae consigo. No tanto por adelantar líneas, algo que como jugar con muchos futbolistas por delante del balón está en su manual, sino por la dificultad añadida que supone, tanto en lo futbolístico como en lo mental, y por la mayor comodidad con la que puede jugar el rival. Puede ocurrirle incluso en sus buenas tardes, y el gol del Granada en la última jornada de Liga, con todo en juego para cántabros y nazaríes, lo dejó ver una vez más. Es una de las preguntas que más debe estudiar JAL en su particular examen de selectividad. Máxime en un equipo que casi siempre marca y que, por lo tanto, de dejar su portería a cero ganará muchos puntos. Ya tiene plaza asegurada enSegunda División, pero si consigue resolverla tendrá mucho ganado para buscar nota y conseguirla en Primera.
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