Alberto López de la Torre
La startup Manfacter, con sede en Santander, ofrece una plataforma que conecta a empresas con fabricantes para el desarrollo de sus diseños
Un día sueñas con un tipo de bolígrafo innovador, con un diseño muy especial, o desarrollas una alarma antirrobo genuina en el mercado. O cualquier ... tipo de producto. A partir de ahí, necesitas que alguien te ayude a fabricar esas carcasas que has imaginado. Ahí es donde encontró Alberto López de la Torre (San Sebastián, 1989) el nicho en el que encajar, y además lo ha logrado desde Cantabria y muy rápido. En menos de un año ha hecho suyo ese espacio con el lanzamiento de una plataforma, Manfacter, centrada no sólo en ayudar a otros emprendedores a hacer realidad sus proyectos, también a que empresas ya asentadas den con un proveedor que pueda fabricar en serie sus diseños en tres dimensiones con la mejor oferta.
La ficha
-
Año En 2024 se constituyó la startup y la plataforma funciona desde el pasado marzo.
-
Equipo Además del emprendedor, el proyecto emplea a otras cuatro personas.
-
Proyección Pese a la corta vida de la startup, ya ha participado en la Lanzadera de Juan Roig y es finalista en el Top 101 Spain Up Nation del emprendimiento con impacto en España.
«Es como un Amazon de piezas industriales, la idea es generar esa rapidez y confianza», ejemplifica el propio emprendedor para hacer más familiar su concepto de negocio, que consiste en que las empresas suban sus diseños en tres dimensiones al soporte, elijan las características (tecnología, material, acabado...) que desean y se estime un precio. Es entonces cuando el pedido entra en el sistema y alguna de las firmas integradas pujan para realizar el encargo con una subasta. De esta forma, López libra a las compañías de ese trabajo centrado en buscar proveedores, dar con la mejor oferta y elegir. Todo ese proceso se lleva a cabo con unos pocos clics.
Además, es una herramienta que beneficia a los proveedores porque «tienen la posibilidad de no frenar su producción sin tener que dedicar tiempo y esfuerzo a captar nuevos clientes o acudir a ferias», aduce al tiempo que recalca que también convence a la otra parte porque «tenemos una recurrencia del 85% de nuestros clientes, los que la aprueban, siguen pidiendo mayoritariamente».
Parece que el mercado español (hasta la fecha principalmente el entramado que ha conformado de clientes y proveedores está formado por agentes del país)estaba esperando la propuesta. Fue en febrero de 2024 cuando formó la SL formalmente, pero la plataforma no fue lanzada hasta un año después, el pasado marzo, con lo que lleva poco más de medio año en funcionamiento. Pese a eso, ya ha conseguido emplear a cuatro trabajadores que se dedican en exclusiva a Manfacter, expertos en desarrollo de software, inteligencia artificial y marketing. «Al final es un proyecto muy grande y es complicado llevarlo solo a cabo, mucho más cuando yo soy experto en industria, pero no controlo de desarrollo», explica.
El dato
43 empresas
de impresión en 3D están integradas en la plataforma actualmente.
Alberto reconoce sin tapujos que no cursó estudios superiores. «La verdad que yo soy autodidacta, cuando terminé el bachillerato no supe muy bien qué hacer», relata. En lugar de la Universidad o una formación profesional, optó por meterse de lleno en el mundo empresarial, y además lo hizo sin fronteras porque se fue fuera de España. «Decidí viajar por Europa y entré en empresas de distintos sectores industriales», entre ellas dos de las que tienen más reconocimiento internacional de impresión de 3D, Prusa y Bambu Lab. «Ahí es donde aprendí mucho sobre maquinaria y sobre procesos de fabricación», concreta haciendo alarde de una experiencia empírica que ahora ha podido aplicar en su proyecto de emprendimiento.
Aunque en su momento estuvo valorando externalizar el desarrollo de la plataforma, incluso a países como India o Sudamérica, finalmente optó por contratar a gente desde el primer momento para tener un mayor control del proyecto. De la plantilla actual, dos trabajan en Santander (además de López) y otros dos a distancia desde Madrid y Valencia. «Los que estamos en Cantabria trabajamos de manera presencial tres días a la semana en el Centro de Iniciativas Empresariales (CIE) de Santander, eché la solicitud y nos dejaron un espacio», explica.
No obstante, sus clientes se reparten a lo largo y ancho de la geografía española. «Principalmente recurren a nosotros startups que quieren hacer sus prototipos, cada vez hay más y tienen procesos de decisión más ágiles y no tan burocráticos, pero también tenemos medianas y grandes empresas que necesitan fabricar series de 10.000 piezas o más». Y Manfacter sirve de puente con los 43 fabricantes que están integrados en su plataforma, también nacionales en su mayoría por ahora.
Sin fronteras
López, de padres gallegos, nació en San Sebastián, donde pasó su infancia. «Siempre digo que soy una mezcla rara porque soy un vasco que no sabe euskera, pero habla gallego». ¿Por qué entonces su proyecto ha terminado siendo cántabro?«Cuando lo gesté estaba trabajando para el Gobierno vasco y por precios decidí irme a vivir a Castro Urdiales». Una carambola del destino que terminó resultando acertada. «A nivel estratégico, como startup, es mucho mejor emprender en zonas deslocalizadas que en focos de emprendimiento», explica y lo justifica en que «en Cantabria, al final, tienes más o menos los mismos recursos y hay poca competencia y más visibilidad, ahora hemos sido seleccionados como una de las 101 startups más innovadoras y transformadoras de España, y ha sido en parte porque teníamos que hacer frente a menos competidores».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión