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Alberto y Charlène, príncipes de Mónaco.

"Tú eres el príncipe de mi corazón"

Charlène sorprende con una declaración de amor en la fiesta por los 10 años de reinado de Alberto

I. IBÁÑEZ

Lunes, 13 de julio 2015, 09:44

Era una buena ocasión para desterrar los rumores sobre la eterna crisis de pareja que sobrevuelan a Alberto de Mónaco y Charlène. El sábado organizaron un cóctel para celebrar los diez años de su marido al frente del país y la exnadadora sudafricana se había reservado una sorpresa. En un perfecto francés, dejó de lado su habitual discreción, llámese si se prefiere mutismo, para lanzarse con una declaración propia del clásico cuento de hadas: «Tú eres el príncipe de mi corazón», le regaló, como para acallar a los que siguen sosteniendo que le ha salido rana. Al escuchar a su esposa, el hijo de Rainiero y Grace Kelly echó mano de su pañuelo y se secó lo que pudo ser una lágrima (o también el sudor por el calor reinante). Suficiente para todos aplaudieran.

Fueron miles los monegascos congregados bajo el sol en la plaza del Palacio, donde tras los discursos actuaron la cantante Olivia Dorato y el grupo de rock Miss America. Ya de noche, llegó el plato fuerte, el concierto gratuito de Robbie Williams. Alberto y Charlène, casados en 2011, dejaron a sus gemelos de siete meses al cuidado de sus niñeras, que en un momento dado los sacaron al balcón del Palacio. El pequeño Jaime vestía de blanco y parecía bastante amodorrado, mientras su hermana Gabriela, de rosa, seguía el espectáculo con atención.

Quizás hubieran sido más acertados unos mordedores, pero el alcalde de Mónaco, Georges Marsan, eligió dos joyas de la marca Cartier para entregar a sus padres como regalo del bautizo, celebrado hace unas semanas. «Para la princesa Gabriela, una hebilla de cinturón de 1925, moderna, geométrica y depurada. Para el príncipe heredero Jaime, el reloj Grande Tank Cintrée, primer reloj modernista de formas depuradas», expuso el regidor. En su discurso, Alberto expresó su satisfacción por la «perennidad de la dinastía» que, a su juicio, garantizan sus hijos.

A 'People' contó el príncipe que «los momentos más felices de estos diez años han sido la boda con Charlène y el nacimiento de los gemelos. Eso tiene que ser lo primero de cualquier lista». En la revista especializada en monarquías 'Point de Vue' aseguró además que su relación era poco menos que idílica: «El hecho de contar con la comprensión de mi mujer es un apoyo formidable. Aunque no tengamos forzosamente los mismos gustos en todos los campos, coincidimos en un montón de temas. Entre nosotros siempre hay un diálogo constante».

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