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Albert Rivera, Inés Arrimadas y Toni Roldán durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de Ciudadanos. Ep
Ciudadanos se debate en la duda de pactar con Vox

Ciudadanos se debate en la duda de pactar con Vox

Valls afirma que «no puede haber ningún acuerdo» con la extrema derecha, pero Rivera no lo descarta

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Miércoles, 5 de diciembre 2018, 14:46

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Una Junta de Andalucía presidida por Ciudadanos con el apoyo del PP y la abstención del PSOE. Ese es el sueño de Albert Rivera. Pero el despertar será amargo, y lo sabe o lo intuye, porque ni el PP va a permitir que Juan Marín sea el presidente andaluz, cargo que reserva para Juan Manuel Moreno, ni los socialistas van a facilitar un Gobierno conservador. El líder liberal a lo que aspira, de verdad, es a desalojar a Susana Díaz sin mancharse en un acuerdo con Vox.

Las alegrías de la noche electoral se han tornado en un mar de dudas en Ciudadanos. Pactar o no pactar con la extrema derecha es el dilema. En el comité ejecutivo de los liberales se defendieron hoy las dos posiciones. Los dirigentes naranjas entraron a su reunión con una presión añadida. Manuel Valls, su candidato a la alcaldía de Barcelona aunque no pertenezca al partido, trazó una línea roja: «No puede haber ningún pacto con Vox». Por si no se había entendido bien el exprimer ministro de Francia repitió en la cadena Ser: «No puede haber ningún compromiso con la extrema derecha».

Rivera no desautorizó a su gran baza catalana para las municipales, pero casi. «Sería una irresponsabilidad ponerse a descartar escenarios», comentó a la salida de la reunión de la dirección del partido. No fue más allá porque todo lo que dijera se iba a leer en clave de respuesta a Valls.

Pero es que esa es la encrucijada a la que se enfrenta Ciudadanos. Pactar con Vox sería un baldón, sobre todo europeo, para su vitola de formación centrista liberal. Pero no hacerlo puede suponer que el PSOE siga en la Junta de Andalucía o que se repitan las elecciones. Los diez diputados de la extrema derecha son imprescindibles para el cambio porque la abstención socialista en una investidura para que gobierne el PP o Ciudadanos sin el peaje de Vox es una quimera.

La alternativa más viable es la del pacto entre PP, Ciudadanos y Vox. Lo reconocen los tres partidos y lo asume la oposición de PSOE y Adelante Andalucía. Pero hasta que sea inexorable todos manejan fórmulas. Susana Díaz quiere gobernar ella con el apoyo de Ciudadanos y la abstención de Unidos Podemos e IU. Pablo Iglesias propone algo similar pero con el apoyo, no abstención, de Adelante Andalucía.

Rivera desechó hoy ambas soluciones. Su única certeza es que tiene que haber un cambio y los socialistas deben salir de la Junta de Andalucía después de 36 años. ¿Cómo? Ya se verá. El primer paso, explicó el líder de Ciudadanos, es que su partido «prioriza» la negociación con el PP. Unas conversaciones, explicó Rivera, con tres premisas: que haya cambio, que el presidente esté «limpio» de corrupción para evitar sorpresas futuras, y que sea rápido, para lo que encargó al secretario general, José Manuel Villegas, abrir hoy mismo los contactos con los populares.

Tampoco se adentró en la modalidad del acuerdo que busca con el PP, aunque algún dirigente liberal ya se ha decantado por el gobierno de coalición. En Ciudadanos no esconden que la apuesta por Marín para presidir la Junta de Andalucía no pasa de ser un envite fuerte para abrir la negociación desde una posición rentable para cuando llegue el momento de aceptar que el presidente sea el popular Moreno.

Rivera está decidido, dicen en su partido, a que la operación fructifique. La entrada en escena de Vox parece, por tanto, inevitable. El líder de Ciudadanos sabe que ese paso va a tener un coste de imagen. Además del aviso de Valls, ya ha recibido el el del presidente del grupo liberal en el Parlamento Europeo, el liberal Guy Verhofstadt sobre la inconveniencia de acercarse a la extrema derecha con las elecciones europeas dentro de cinco meses. La andaluza es una operación que además puede poner en riesgo la alianza para esos comicios que Rivera negocia con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el exprimer ministro italiano Matteo Renzi.

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