Obituario
Mariano fue un hombre sencillo, que vivió una vida que bien podría definirse como 'normal', sin grandes sobresaltos ni rasgos biográficos que fueran merecedores de ... una entrada en una enciclopedia, pero fue una persona muy necesaria para su familia y para la comunidad de la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción de Torrelavega, donde su fallecimiento ha dejado un hueco que saben que no será fácil reemplazar. Fue un hombre de pocas palabras, pero cercano en sus silencios, cariñoso y amable, como le definen y recuerdan los muchos amigos que ha dejado en esta comunidad parroquial en la que echaba una mano en todo lo que fuera necesario.
Nacido en San Vicente de la Barquera el 21 de febrero de 1947, su profesión fue siempre la de gruista. Y fue precisamente por su trabajo por el que siendo joven tuvo que trasladarse a Madrid, donde conoció a una joven telefonista, Socorro Carmen Lois Sanz, con la comenzó una vida en común hasta casarse en Santander en 1971.
La familia, que se asentó en la capital de Cantabria, la formaron con sus hijos Elena, María Pilar, Mariano, María José, María Aránzazu y los gemelos Javier y Alberto. El matrimonio siguió caminos distintos en 2013 por lo que Mariano decidió trasladarse a vivir a Torrelavega, donde comenzó una nueva vida. Fue aquí donde conoció al querido párroco de La Asunción, Juan Carlos del Pozo, quien le animó a integrase en la activa comunidad parroquial que preside.
Sus compañeros de la parroquia hablan de «nuestro Mariano» manifestando que la comunidad parroquial tiene un doble sentimiento, «por un lado, tristeza porque perdemos la presencia de una buena persona, amable y cariñoso, no de muchas palabras, pero siempre con un saludo cercano».
Era el encargado de abrir la iglesia, de asistir en los funerales junto a Noé. Atendía las gallinas y los conejos del bonito Nacimiento que por Navidad se instala en el pórtico del templo; repartía los huevos que ponían durante esos días entre los parroquianos que tenían nietos pequeños.
Le recuerdan como un hombre generoso, solidario, trabajador y cercano aunque también muestran alegría «porque estamos seguros de que estará con San Pedro, en la entrada del Paraíso, y con el contador en la mano, anotando todos los que pasan a disfrutar de la presencia del Señor». Descanse en paz.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión