Disciplina vertical
El duro enfrentamiento en el PP de Cantabria inquieta a Génova, pero el gesto de autoridad de la cita en Madrid resulta sobreactuado y desaira a los dirigentes cántabros
Jesús Serrera
Sábado, 18 de febrero 2017, 07:40
Allá por el otoño de 2012 las Nuevas Generaciones del PP de Cantabria convocaron un congreso para elegir al nuevo presidente tras el mandato de ... ocho años de Diego Movellán, que sobrepasaba la edad reglamentaria para permanecer en la organización juvenil. De pronto habían surgido dos candidaturas y un poco del típico alboroto que precede a los congresos. Los mayores no podían permitir la pequeña transgresión de los canteranos, así que llamaron a capítulo a los dos grupos en liza y en un ratito los devolvieron a la ortodoxia de la lista única. El candidato alternativo fue incorporado a la ejecutiva oficialista y el nuevo presidente, Enrique Couto, fue apoyado por el 96% de los compromisarios. Asunto zanjado. Lo de menos es que el joven líder duró un año en el cargo.
También Dolores de Cospedal se ha alarmado por el ruido que emite su partido en Cantabria y por eso ella y Martínez Maillo convocaron ayer en Madrid a Ignacio Diego y a María José Sáenz de Buruaga, para reclamarles prudencia, unidad, integración, o sea, una candidatura única. El duro enfrentamiento en el PP de Cantabria inquieta a Génova, pero el gesto de autoridad de la cita en Madrid resulta sobreactuado y desaira a los dirigentes cántabros al hacerles aparecer como dos alumnos díscolos llamados al despacho de la directora. También es cierto que los grupos en pugna han invocado el apoyo de Madrid como un plus de fuerza en sus opciones.
Reminiscencias de la vieja política que intenta mantener la disciplina vertical cuando en los partidos va ganando terreno la autonomía de las ideas y las personas, y la voluntad de los militantes de participar en la toma de decisiones. Cantabria no es una excepción. En media docena de comunidades se prevé competencia en los congresos del PP.
Sáenz de Buruaga viajó a Madrid con su candidatura presentada y su grupo descarta la marcha atrás, digan lo que digan en Madrid, mientras Diego explora candidatos, pactos y estrategias para hacer frente a su número dos. Íñigo de la Serna, aliado de la secretaria autonómica, vino ayer a Santander y no quiso pronunciarse. Génova ha citado otra vez el lunes a Diego y a Buruaga para comprobar si han avanzado en los deberes de integración. A ver cómo lo resuelven sin hacer un papelón.
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