Esperando la lluvia
Cada día hace más calor, si bien es cierto que para recoger la hierba es fundamental el buen tiempo. Pero lo que es bueno para ... una cosa no suele ser para la otra. Los árboles necesitan agua, está bien regar, pero para ellos nada hay mejor que el agua que viene del cielo. Y mientras espero, pienso en la lluvia. Aunque sea metafóricamente, puede serlo de muchas otras cosas. Puede ser de justicia, de solidaridad, de misericordia, de bondad, de empatía, de libertad… ¡Qué necesaria sería esa lluvia! Además, no dependería del tiempo climatológico, más bien dependería del clima que haga en cada uno de nuestros corazones.
Las semillas de todos esos valores fueron plantadas en la inmensidad de las personas por los padres, básicamente por ellos, pero también por los maestros, los amigos, los referentes. Aunque también necesitan ser regadas cuidadas, soñadas… Y la verdad es que corren malos tiempos para la poesía.
Quizá no sea por la validez de los valores, ni por la alta necesidad de los mismos. Más bien considero que se debe, fundamentalmente, a la falta de esperanza. La sequía de la misma propiciada por el individualismo, el consumismo, el egoísmo, el miedo al compromiso, la corrupción imperante en tantos ámbitos y, sobre todo, el haber vendido todos los ideales al vil metal, al dinero, está matando lo esperanza. Perales cantaba que «con una sonrisa puedo comprar»... Mientras tanto, sigo esperando la lluvia de justicia, de solidaridad…, consciente de que el primer agua ha de brotar en cada uno de nosotros.
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