Hay que vivirla
Si alguien te dijera que te queda un año de vida ¿lo vivirías del mismo modo que si no lo supieras?
Vives o sobrevives? Si pudieras medir la intensidad con la que vives y disfrutas tu vida con una regla, que midiera desde 0 hasta 10, ... donde 0 es sobrevivir como una ameba y 10 es disfrutar de cada momento de tu vida, por los cuatro costados, ¿qué puntuación te darías? Cuando uno va teniendo historia de vida es muy probable que haya habido algún tipo de situación especial que te haya marcado, un antes y un después: El nacimiento de un hijo, una operación, un accidente, el fallecimiento de alguien clave en tu vida, superar una grave enfermedad, cualquier circunstancia relevante que te haya hecho pensar que tu vida necesitaba un cambio de rumbo, una nueva orientación, un nuevo modo de vivirla.
En la historia hay un ejemplo paradigmático y es el que vivió el gran escritor ruso Fiódor Dostoievski. En 1849 estaba a punto de ser ejecutado, fusilado, por una conspiración contra el Zar, si bien fue indultado en el último momento y enviado a trabajos forzados a Siberia. ¿Qué pasó con este hombre tras aquella circunstancia? Pues que, ese hecho, supuso una transformación tremenda en su personalidad, que favoreció los mejores años de su escritura, tanto en calidad como en cantidad, con una actitud compulsiva por escribir y por no perder ni un solo instante de su vida, en otra cosa que no fuera aquello que realmente le producía mayor satisfacción, su desempeño, escribir. La vida le puso en la tesitura de perderla o reconducirla para apurarla intensamente, en cada minuto y eso fue lo que hizo. Desde luego pocos pueden llegar a ser genios, como lo fue este hombre, considerado uno de los mejores escritores de la literatura mundial, pero todos, a nuestro nivel, podemos replantearnos o, más bien, analizar y sentir si estamos viviendo, nuestra propia vida, con la intensidad vital como si hoy fuera el último día que nos tocara vivir. Si alguien te dijera que te queda un año de vida ¿lo vivirías del mismo modo que si no lo supieras? Algunos se refugiarían en su casa, se quejarían amargamente de ese tiempo de vida, otros envejecerían prematuramente y, muchos otros, quizá tú entre ellos, tratarían de disfrutar al máximo de ese tiempo, dedicándoselo a las personas queridas, a hacer aquellas cosas o tareas que siempre quisieron y que nunca hicieron y a experimentar sentir o aprender sensaciones nuevas, nunca antes vividas.
Este último ejemplo, seguramente, pienses que es el más adecuado y, si así es, tanto tú como yo disponemos de una buena pista de qué es lo que tenemos que hacer, hoy mismo, sin tener que esperar a mañana. La vida es, esencialmente, experiencial y hay que sentirla y, como escribiera García Márquez, 'Vivir para contarla'.
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