Altamira, un proyecto fundamental
El proyecto de ese centro de datos supone situar a Cantabria en el nuevo modelo industrial
Foramontanos Siglo XXI
Martes, 19 de agosto 2025, 07:11
Cantabria ha sido históricamente una región con un sólido componente industrial y punta de lanza de nuevas formas de producción. Desde los Reales Astilleros, que ... contribuyeron a crear la mejor flota del mundo, a la fábrica de cañones de La Cavada, tecnología de vanguardia en su época, hasta las fundiciones y trefilerías de Quijano, desembocando en el centro de datos del Banco Santander en Solares. Esa raíz industrial ha decaído con el paso del tiempo. Ahora, se presenta la oportunidad de revertir los años de declive y recuperar un sector que aporta empleos de calidad y genera mucho valor añadido. La oportunidad se llama Centro de Datos Altamira y se presenta con un proyecto sólido.
El proyecto de ese centro de datos supone situar a Cantabria en el nuevo modelo industrial. Han quedado atrás las fábricas con chimeneas, las macroindustrias que precisaban de miles de metros cuadrados de terreno, para dar paso a fábricas con apenas emisiones, con una base tecnológica poderosa y que se nutre de otras empresas pequeñas, que generan un tejido fabril más estable.
El centro Altamira se presenta con un plan de desarrollo en tres fases, lo que garantiza un crecimiento en función de la demanda y por ello ofrece una perspectiva realista. Se trata de una inversión total de 3.600 millones de euros en las tres fases, que se desplegarán a lo largo de varios años. Se prevé que necesite 1.500 puestos de trabajo durante el periodo de construcción y otros tantos permanentes, entre los directos e indirectos, para mantener su actividad.
Una característica de singular importancia es que la inversión será al cien por cien privada, con lo que no habrá ningún riesgo para las arcas públicas regionales. El Gobierno de Cantabria sí tiene un papel importante en la creación de este centro de datos: la puesta a disposición de los terrenos necesarios para la construcción de los tres módulos que componen el proyecto. Esta fórmula de colaboración público-privada es la más adecuada porque no obliga a desembolsos en subvenciones y ni siquiera precisa de avales financieros.
Los cántabros tenemos especial prevención y un alto grado de escepticismo cuando se presentan proyectos ambiciosos. Esa duda sobre el futuro de los anuncios gubernamentales se asienta en la experiencia de anteriores decepciones: Desde la Ciudad del Cine a la reapertura de la mina de zinc de Torrelavega. En este caso, en pocos meses se ha dado el primer paso con la compra de los terrenos de la primera fase.
El proyecto Altamira llega con una enorme diferencia: lo presenta un empresario de la familia Botín, con evidente respaldo financiero, y lo hace de forma clara, sin esconderse bajo firmas desconocidas o carentes de trayectoria empresarial. La firma Stoneshield Capital, que es la cabeza tractora de este futuro centro de datos, tiene una brillante trayectoria empresarial. Stoneshield fue fundada en el año 2018 por Felipe Morenés y Juan Pepa y han logrado desarrollar proyectos relacionados con residencias estudiantiles, inversiones tecnológicas y un amplio abanico de negocios.
El centro de datos Altamira requerirá, como es común para este tipo de instalaciones, un alto consumo de energía eléctrica y para ello será preciso contar con que la red eléctrica nacional se enfrente a este problema a nivel nacional. Esta elevada demanda de energía no es ningún obstáculo ya que es una cuestión común a cualquier lugar de la geografía española.
El proyecto de este complejo de ordenadores será, sin duda, una fuente de empleo para ingenieros, programadores, un amplio espectro de expertos en informática y un centro que investigará en los avances de la inteligencia artificial.
Altamira es una buena noticia para Cantabria y tanto el Gobierno como los ayuntamientos concernidos deben facilitar la tramitación para que el laberinto normativo no sea un freno a una iniciativa que colocará a Cantabria en el marco de las nuevas industrias.
Finalmente, Cantabria tiene ante sí una iniciativa de gran calado, con serios indicios de hacerse realidad, una inversión que puede suponer un impulso decisivo para que la región sea el lugar elegido por firmas tecnológicas que aprovechen las excelentes condiciones de vida de la región y la llegada del cable submarino transoceánico.
Alberto Antolín, Ramiro Bedia, Carmen Carrión, Daniel Casanova, Carlos Casanueva, Lucía Casanueva, Manuel Ángel Castañeda, Enrique Conde, Alberto Cuartas, Francisco Díez Iglesias, Javier Doménech, Antonio Eraso, Alberto Fernández de la Pradilla, Carlos Fernández-Lerga, Tomás Ramón Fernández, Fernando García, Luis Gutiérrez Espada, Julio R. Hardisson, Fernando Jáuregui, Emiliano Martínez, José García-Morales, Mercedes Ortega, Juan Manuel Pérez de Guzmán, Ramón Pérez-Maura, Gervasio Portilla, Julio Rama, Pedro Rivero, Carlos J. Rodríguez, Eduardo Rodríguez Rovira, Ignacio Rosales, Carmen Sáiz-Ipiña, Marisol Ugarte, Juan Ramón de la Vega, Patricia de la Vega, Eduardo Zúñiga.
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