De opositores a posibles socios presupuestarios
El PP de Buruaga se prepara para negociar tras el verano los terceros presupuestos de su mandato, con el PRC de la nueva etapa, más exigente pero todavía sensible a la presión, y Vox como alternativa
El Debate de Orientación Política del Gobierno acaba de cerrar el curso parlamentario con la pugna y evaluación de los partidos y sus líderes: el ... poderío del PP de María José Sáenz de Buruaga, que maneja con soltura la geometría variable para sostener su Gobierno en minoría, la solvencia de Paula Fernández como portavoz y futura candidata del PRC, la división del PSOE entre 'casares' y 'zuloagas' que en ninguna instancia es tan visible como en la Cámara, y en fin, la incertidumbre que rodea siempre a Vox.
Tras el verano, tocará pasar de las musas al teatro. En el reciente debate había en liza un Gobierno del PP y tres grupos en la oposición, con diferentes discursos. A partir de septiembre empezará un juego político distinto para determinar mediante negociación quién será el socio que apoyará los Presupuestos 2026 del Ejecutivo popular.
Al PP le gustaría, claro, que tanto el PRC como Vox se sumaran al proyecto presupuestario, lo cual supondría involucrar a tres partidos que sumaron el 67,65% de los votos en las elecciones autonómicas de 2023, pero seguramente tendrá que elegir. El PRC ha sido un aliado fiable en la investidura de Buruaga y en los dos primeros presupuestos de la legislatura, y no es imposible que lo sea en las nuevas cuentas. A su debido tiempo, la presidenta Buruaga quiere negociar con Revilla, todavía secretario general del PRC, aunque es probable que Paula Fernández también tenga un papel en ese trámite. Eso le gusta menos al PP, que de un tiempo a esta parte, también en el reciente debate de fin de curso, lamenta la deriva izquierdista en el discurso y la estrategia de la flamante candidata regionalista.
Vox sabe estar a la que salta cuando llega la oportunidad (...) Nadie olvida la sorpresa con la Ley de Simplificación
El PRC, cuando menos, ha sido progresivamente más duro con el Gobierno del PP en muchas materias. Ahora, por ejemplo, los regionalistas sostienen que si el Gobierno no soluciona satisfactoriamente el conflicto salarial de los docentes no le dará respaldo presupuestario. El PRC gestionó con Marina Lombó la cartera de Educación en su último periodo gubernamental, y la verdad es que lo hizo bien en un tiempo tan difícil como el de la pandemia, y el partido quiere mantener influencia en un sector importante en la política que es, además, un gran caladero de votos.
En el diálogo con el PRC el PP también tiene armas de presión. Para empezar, si los regionalistas no quieren pactar los presupuestos, ahí está la opción de Vox. Por otro lado, la treintena larga de alcaldes regionalistas esperan un buen trato del Gobierno. Así, como un aviso a navegantes, en el PP dicen que siempre es posible un cambio de planes, que el Gobierno tenga que reforzar uno u otro plan inversor y los polideportivos municipales tendrían que esperar a mejor ocasión. Seguro que un argumento de este tipo no cae en saco roto, llegado el momento.
Por lo demás, Vox sabe estar a la que salta cuando llega la oportunidad. La importante Ley de Simplificación Administrativa iba a traducirse en un gran revolcón para el Gobierno. PSOE y PRC estaban en contra, parecía que a Vox tampoco le gustaba, pero en el último momento cambiaron las condiciones y la norma salió adelante con apoyo del grupo que lidera Leticia Díaz. Nadie olvida aquella sorpresa.
Bien, las disquisiciones presupuestarias pueden esperar hasta el final del verano. Ahora los dos grandes partidos atienden a la política nacional el próximo fin de semana, con importante presencia cántabra en Madrid: los socialistas a sostener al tambaleante Pedro Sánchez y su régimen en el Comité Federal, y los populares de Alberto Núñez Feijóo a diseñar en un congreso el modelo que les transporte al poder. Mientras tanto, siempre es posible que estallen uno o dos escándalos más y que a Sánchez ya le sea imposible eludir unas elecciones anticipadas.
Los cuatro partidos cántabros con representación parlamentaria inician el veraneo reconfortados con un par de encuestas publicadas por la prensa nacional: generosas, modestas en su despliegue, discutibles en sus conclusiones. El PP crecería un escaño (16) y si mantiene la tendencia se acercaría en 2027 a la mayoría absoluta, aunque si Vox mantiene sus 4 diputados eso no será posible. En el partido de Abascal sólo cuenta la marca, los conflictos internos no parecen pasar factura. A los partidos de la coalición no les da para sumar una mayoría de 18 que desaloje al PP, pero siguen en la pelea. Para el PSOE, quedarse como está o subir un poco (8-9) sería una sorpresa y un alivio, con la ruina que amenaza al sanchismo. Y en el PRC si sólo baja un poco o mantiene la última cuota de Revilla (6-8) diría la candidata Paula Fernández: ¿dónde hay que firmar?
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