Del modernismo al inmovilismo
Comillas ni ha evolucionado ni se ha transformado, vive de las rentas del Marqués y merece más de lo que se le da por quienes la gobiernan
José Antonio Poncela Lasso
Miércoles, 24 de septiembre 2025, 07:13
No se puede negar que esta hermosa villa fue una adelantada a su tiempo. A su privilegiada situación geográfica, se une el hecho de haber ... sido la primera localidad española en tener luz eléctrica y ser dotada de un patrimonio artístico y arquitectónico que para sí quisieran grandes ciudades. Pero, claro, estamos hablando de los tiempos del Marqués, cuando Comillas era la envidia de España.
Recientemente, ha obtenido el reconocimiento de 'Uno de los Pueblos más Bonitos de España', pero este reconocimiento no sólo hay que merecerlo; lo importante es mantenerlo. Es más, Comillas posee un patrimonio que merece estar en la excelencia, pero esto requiere de una gestión que hoy la villa no tiene.
Desde hace 22 años, mi mujer y yo fijamos nuestra segunda residencia en Comillas. Este largo periodo de tiempo nos ha permitido observar y comprobar su evolución y transformación. Y hemos concluido que, ni ha evolucionado ni se ha transformado: Comillas vive de las rentas del Marqués.
La Corporación municipal se encuentra acomodada hace mucho en la inercia y en la rutina. No en vano, la alcaldesa lleva más de 22 años al frente del Ayuntamiento, con lo que supone de desgaste, agotamiento de ideas, iniciativas y, obviamente, de incumplimiento de promesas y proyectos. Se nos podrá reprochar que, no siendo comillanos, quiénes somos para venir a poner pegas; pero, precisamente por eso, por no ser del pueblo, por carecer de raigambre, nuestra visión es más objetiva.
Los espacios públicos permanecen en el mismo estado que hace unos 20 años o más. Los transeúntes y peatones corren su suerte por estrechas aceras, inexistentes en muchos lugares, o por sendas que han sido marcadas sobre el asfalto con una línea blanca; y aquí, los peatones tienen que sortear a los vehículos, y los vehículos a los peatones.
«La Corporación municipal se encuentra acomodada hace mucho en la inercia y la rutina»
Hace 15 años, la variante para desviar el tráfico procedente de Cabezón hacia el Puente Portillo fue razonadamente anulada por los tribunales. En sus sentencias, tanto el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria como el Tribunal Supremo, advertían que fueron descartadas dos alternativas a dicha variante. En estos 15 años transcurridos, el problema del tráfico se ha agravado considerablemente, porque nada se ha hecho.
También es de lamentar el deplorable aspecto de los espacios verdes, escasamente atendidos, encontrándose algunos en estado de completo abandono.
Sería prolijo en detallar los caminos y veredas a los que nos estamos refiriendo (el paseo hasta La Rabia, por ejemplo) pero hay un callejo que conduce desde Rovacías hasta el Puente Portillo, con extraordinarias vistas a la mar, que ofrece un aspecto desolador. Tendría su encanto si se cuidaran los setos que lo rodean, la pérgola, el estanque (hoy transformado en un foco infeccioso), pero la desidia y dejadez de quienes gobiernan hacen desaconsejable caminar por él. Todo el callejo, a lo largo de este verano, ha estado convertido en un auténtico secarral, plagado de desechos vegetales, con el riesgo de incendio que ha supuesto.
El mismo descuidado aspecto lo ofrecen los puntos de recogida de basura, la mayor parte de ellos convertidos en lugares infectos, constituyendo un verdadero atentado contra la salud pública. Con el calor del verano, esto se manifiesta en toda su crudeza, pero nada se hace por limpiarlos, y menos por desinfectarlos e higienizarlos.
Más. No sólo los espacios públicos están desatendidos en Comillas. En pleno centro del pueblo también hay fincas de particulares que ofrecen un estado de insalubridad intolerable; en el Paseo Garelly, sin ir más lejos. Pero, el mejor ejemplo nos lo ofrece la finca del Casal del Castro.
Las administraciones locales, es decir, los ayuntamientos, disponen de recursos legales para exigir a sus dueños que mantengan sus fincas en condiciones de seguridad, salubridad, ornato público y decoro.
La finca del Casal del Castro, en el corazón del casco urbano, desde hace casi 20 años ya, es todo un desecho indeseable que en Comillas no se puede consentir. ¿Ha hecho uso el Ayuntamiento de la potestad legal que tiene para impedirlo? La evidencia, que no precisa demostración, nos dice que no. Luego, la Corporación viene incurriendo en una flagrante 'culpa in vigilando'.
Todo esto también es Comillas. ¿Y es bonito?
El enorme atractivo de la villa merece más de lo que se le da por quienes la gobiernan, y hoy nos parece un pueblo rancio. No obstante, convoca a numerosos visitantes cada año, pero tengamos presente que: de éxito también se muere.
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