Sólo importa Bilbao
Cada vez que Óscar Puente, ministro de Transportes, aparece por la tierruca, es para darnos malas noticias. Vino el pasado lunes, encabezando la manifestación de ... políticos en la inauguración –con tres años de retraso– del nuevo ramal de la A-67. Habló de obras importantes para Cantabria, pero situadas a bastantes decenas de kilómetros de nuestra geografía regional: la autovía Aguilar-Burgos o el AVE de nuestras desdichas. Proyectos que progresan a velocidad de tortuga allá por tierras burgalesas y palentinas, acumulando notables retrasos, para variar. Pero lo peor vino cuando aterrizó realmente en la geografía cántabra, para hablar del tren Santander-Bilbao o el tercer carril de la A-8. Tres años, tres, han pasado desde que su predecesora en el cargo, Raquel Sánchez, nos presentó el proyecto-ficción de tren rápido entre Santander y Bilbao. Allá por noviembre de 2023 los populares se plantaban en Castro Urdiales reclamando certezas –tras 20 meses sin noticias– sobre un proyecto que se cifró entonces en 2.000 millones de euros, con dos tercios de su recorrido bajo túneles. En un artículo publicado el día 25 de ese mes afirmé que se trataba de un brindis al sol y que ese tren no se haría nunca. Desgraciadamente, el tiempo y el actual ministro han venido a darme la razón. Ahora volvemos a la casilla de salida, con un nuevo estudio de viabilidad y en tramos separados: Bilbao-Castro, Castro-Laredo y Laredo-Santander, según señaló Puente, que habló además –¡atención!– de «la integración de Castro dentro del núcleo urbano». ¿Qué núcleo urbano? ¿El de Bilbao? Más aún: al referirse al demandado tercer carril entre Solares y Bilbao, mencionó «la ampliación entre Castro y Vizcaya». Es evidente que si algún día se llega a hacer algo en esa línea férrea será entre Castro y Bilbao. Y la ampliación de la A-8, igualmente, será entre Castro y Bilbao. Cantabria y los cántabros no pintamos nada. Bilbao es lo único que importa a este Gobierno, que sólo gobierna para favorecer a sus socios vascos y catalanes, agraviando al resto. En este caso, a todos los cántabros… salvo los castreños que trabajen en la capital de Vizcaya.
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