Ishikawa y la mujer en la ingeniería
De los 1.181 ingenieros técnicos industriales colegiados en Cantabria, sólo 174 son mujeres, apenas un 15%
Quienes tengan un cierto conocimiento de las técnicas de identificación de problemas y búsqueda de soluciones en el ámbito industrial, sabrán que Ishikawa fue un ... ingeniero japonés que articuló un pequeño universo de métodos y formas de entender el entorno industrial, cuyo fin último es la mejora de la producción.
Entre otras ideas-fuerza, focaliza los esfuerzos en mejorar los indicadores de todo tipo, cualitativos y cuantitativos, empezando por el uso de herramientas estadísticas, medias, desviaciones y tendencias, para identificar inicialmente los problemas y posteriormente evaluar el efecto de las soluciones adoptadas. Así, aplicando estas ideas, nos preguntamos si el papel de la mujer en la ingeniería es el que correspondería a una sociedad igualitaria. La respuesta no puede ser más obvia: No.
Según el estudio realizado por la Universidad de Cantabria, el nivel de matrículas de mujeres, en el conjunto de los estudios de ingeniería de nuestra universidad, se ha visto reducido desde el 33% del año 2000 al 24% del año 2018. Por titulaciones, sólo el grado en ingeniería química, que da acceso a la profesión regulada de la ingeniería técnica industrial, presenta porcentajes de matriculación femenina superiores a la masculina. En el resto de titulaciones de grado y máster en ingeniería, la matriculación femenina sigue siendo minoritaria.
Y si hablamos de profesionales colegiados, de los 1.181 ingenieros técnicos industriales colegiados en Cantabria, sólo 174 son mujeres, apenas un 15%.
Sobre estos datos objetivos, la siguiente pregunta que hay que formular es si este hecho constituye un problema o, mejor dicho, una 'avería' del sistema productivo industrial. Y en este caso, la respuesta inequívoca es que sí lo es.
En la actualidad, el sector industrial sufre una carencia alarmante de nuevos titulados en ingeniería, especialmente en titulaciones que dan acceso a profesiones reguladas, como la de ingeniero técnico industrial, y la no optimización de los recursos humanos femeninos representa una grave pérdida de talento.
Identificado el problema, un buen ingeniero ha de analizar las causas del fallo de la maquinaria, como paso previo a implementar una solución.
De un lado tendremos factores exógenos a la profesión (culturales, educacionales…) que son estructurales y que sólo con el tiempo e insistencia pueden ser eliminados. Resulta especialmente interesante, en este sentido, analizar el posible cambio cultural y generacional que puede estar provocando el descenso de las vocaciones femeninas en ingeniería, constatable en la Universidad de Cantabria desde 2001.
De otro lado, los factores endógenos al sector de la ingeniería también deberían de ser evaluados. El número de ingenieras en puestos de responsabilidad sigue siendo muy bajo, aun cuando es obvio que no existen diferencias en el desempeño de la profesión entre hombres y mujeres. No es raro comprobar que aún existen empresas en las que determinados puestos nunca son ocupados por mujeres. Sin embargo, en determinadas industrias, como por ejemplo las del sector lácteo y la alimentación, la mujer suele tener una más relevante representación. ¿Existe algún criterio más allá de ciertas costumbres o prejuicios?
Pero si las causas son difíciles de evaluar, no lo son menos las soluciones, muy difíciles a corto plazo. La paridad activa, entendida más como herramienta que como fin, puede llegar a ser un factor de atracción para las jóvenes estudiantes hacia los grados en ingeniería, pero en el momento actual no es viable, por el simple hecho de que no hay suficientes ingenieras en el mercado laboral para conseguirlo.
Por el contrario, visualizar ejemplos cotidianos del desempeño de la mujer en la ingeniería, en los medios y en la vida diaria, puede ser el mejor método para que las niñas y jóvenes estudiantes tengan referentes asequibles en el campo de la ingeniería y la industria. No hacen falta legiones de 'Maries Curies', sino que la estudiante de bachillerato media pueda seleccionar la opción tecnológica sin miedo a encontrarse sola en un mundo masculino y, peor aún, en no pocas ocasiones masculinizante.
Buscando la visualización de la mujer cotidiana en la ingeniería, desde la Asociación Cántabra de Ingenieros Técnicos Industriales, con la colaboración del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Cantabria, la Universidad de Cantabria y el Ayuntamiento de Santander, durante el mes de noviembre se puede visitar la exposición «Mujeres Ingenieras», en primera instancia en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación (ETSIIT) y, posteriormente, en el Centro Cívico municipal de Tabacalera. La muestra consta de veintinueve mujeres, entre ellas algunas pioneras, que trabajan día a día en ingeniería y que a diario demuestran que ser mujer no impide ser ingeniera.
Y con independencia de esta acción puntual que reivindica el papel de nuestras compañeras, seguiremos buscando qué factores nos roban un recurso tan valioso para la industria y nuestro país, como es la mujer ingeniera.
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