Las cámaras de vigilancia no son el enemigo
Deben orientarse al interés público no sólo con la vista fija en la cartera de los ciudadanos
En Torrelavega, la instalación de cámaras de vigilancia urbana, orientadas a determinar y sancionar en su caso el uso que los conductores hagan de la ... Zona de Bajas Emisiones, de momento, se limita a detectar infracciones. Según ha denunciado la plataforma 'Salvar Torrelavega', hay al menos 28 cámaras operando, muchas de ellas sin señalización ni aviso de estar grabando. El Ayuntamiento asegura que esas cámaras aún no están activas, pero esas mismas fuentes indican que sí graban 24 horas al día. La ley exige señalización clara con carteles visibles, datos responsables y acceso a la información. La Asociación Española de Protección de Datos, AEPD, ya ha sancionado a varios ayuntamientos por no cumplirlo, y Torrelavega está bajo denuncia por ello. Hasta el momento, estas cámaras parecen diseñadas solo para multar, no para mejorar la seguridad, investigar delitos o ayudar en emergencias. También provocan una cierta desconfianza ciudadana, generando una sensación de vigilancia intrusiva en lugares cotidianos. Sin embargo, las cámaras de vigilancia urbana no son un peligro para la ciudadanía, sino todo lo contrario, siempre que se usen con responsabilidad.
Con un uso racional y sensato, las cámaras en las calles valdrían para mucho mas que para sancionar. ¿Para qué deberían servir, y qué se puede hacer? Por ejemplo, usarlas como método de prevención y como elemento disuasorio en áreas conflictivas para evitar vandalismo o las peleas. Deberían servir para que alerten a la Policía Local sobre actividades sospechosas, no solo para generar multas, ayudando a la investigación de algunos delitos al facilitar el acceso a imágenes, como en los tiroteos ocurridos en algunas zonas del municipio. Pueden detectar comportamientos sospechosos y alertar a las fuerzas de seguridad antes de que ocurra un problema.
Ayudarían, por otra parte, a que los agentes pudieran saber de atascos, accidentes o vehículos, como en el caso de la recta entre Cuatro Caminos y Torres, cuando vienen utilizando este tramo a modo de circuito de velocidad, o para el control del uso de patinetes eléctricos y bicicletas en las aceras, situación que está suponiendo un mayor peligro cotidiano en el barrio La Inmobiliaria, según denuncian algunos de los residentes. Y no solo eso. Podrían grabar procedimientos policiales para evitar abusos o falsas denuncias, pero con una premisa fundamental: deben servir a los ciudadanos, no a intereses políticos ni exclusivamente sancionadores. Si apostamos por una ciudad moderna, segura y respetuosa con los derechos, no deberíamos tenerles miedo. Deberíamos exigir que se utilicen de forma ética, legal y orientada al interés público no sólo con la vista fija en la cartera de los ciudadanos.
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