Cuando convierten el oro en chatarra
El boicot de los policías puede interpretarse como desprecio a quienes construyeron el cuerpo
La decisión del Ayuntamiento de conceder la medalla de oro al Cuerpo de la Policía Local está quedando opacada mezclada con reivindicaciones laborales y emborronando ... injustamente el pasado de quienes precedieron a los actuales agentes. Dejando claro que es completamente lícito que un colectivo aproveche cualquier oportunidad para visibilizar sus reivindicaciones –materiales, pero también retributivas, no se olvide–, la campaña demoledora sobre la máxima distinción honorífica que concede esta ciudad lleva implícito un desprecio a quienes estuvieron antes que ellos, a lo largo de siglo y medio, y seguramente en peores circunstancias.
Consideran parte de los agentes que resultaría incoherente aceptar la medalla mientras denuncian precariedad laboral y que rechazar la distinción colectiva sería dar visibilidad a su problema. Lo que quizás deberían también determinar los agentes es si el acto homenajea al cuerpo en su conjunto, a su pasado, y no solo a su presente, o si se trata de un gesto político del Ayuntamiento. Si es lo primero, parece más adecuado asistir para honrar a los predecesores. Si es lo segundo, tiene sentido rechazarlo como forma de no «legitimar» lo que perciben como propaganda.
Pero existe otro concepto, el ético. Deberían aceptarla por respeto, aunque podrían simultáneamente hacer visible su protesta de alguna manera. La clave está en saber separar el reconocimiento a la historia y hacer llegar a los ciudadanos su desacuerdo con la gestión política actual. Lo que los policías locales no deberían olvidar es que con su actitud oscurecen lo que es un reconocimiento histórico, porque el acto conmemora 150 años de servicio a Torrelavega. Boicotearlo puede interpretarse como un desprecio también hacia generaciones anteriores que construyeron el cuerpo. Es posible protestar por las condiciones actuales sin renunciar a honrar el origen de quienes les precedieron.
No se debe olvidar la historia, y la policía municipal no es un invento de la modernidad. En España, en 1844 se fundó la Guardia Civil para el ámbito rural, mientras que las ciudades organizaron sus Cuerpos de Serenos y Guardias Municipales para la seguridad urbana. Y, sobre todo, no se debe olvidar que la medalla de oro no es solo para los agentes actuales por lo que bien deberían honrar a tantos como a Villegas, Antonio Campo, Lorenzo Barreda, José Luis Ruiz 'Robles', Edelmiro Rodil, Ángel Quintana, Miguel Calleja, Fernando Fernández 'Nani', Salceda, Jacinto Castro… o aún más lejanos en el tiempo, a 'Pajarita' Quijano, a Jacinto Castro, o al legendario Simón, conocido como 'Capitán Furia', que arengaba así a sus policías: «Si no queréis ir a donde no queréis, no hagáis lo que no debéis».
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