Hace décadas triunfó el melodrama televisivo 'Los ricos también lloran' probablemente concebido como consuelo a nuestras miserias porque las pasiones humanas nos igualan. La dialéctica ... de clases, los de arriba y los de abajo, no se ha superado aunque se creó el limbo de la clase media para conformarnos.
Cuando explotó la burbuja de aquel presunto milagro económico mileurista los de arriba nos echaron la culpa de haber querido vivir por encima de nuestras posibilidades contratando una hipoteca. Los números rojos y los desahucios nos empujaron a las colas del hambre y a la pobreza energética. Los sueldos no permitían una vida digna. Ahora nos han dignificado el salario mínimo pero la vida sigue siendo demasiado cara para muchos. En Cantabria estamos mejor que la mayoría del país, pero hay 86.000 personas pobres y hasta 110.000 en riesgo de ello. Algunos ni siquiera serán conscientes de que ya no son clase media. Porque ya no es lo que ganas, sino lo que puedes comer o la calefacción que puedes consumir con ello.
Pero los de abajo aún aspiran con toda legitimidad a vivir como los de arriba. Para algunos, un discutible primer paso es poder estudiar en sus mismos colegios de pago. De hecho, el Partido Popular –probablemente sensible a esta demanda– propuso primero concertar el Bachillerato en centros privados y después becar a las familias. Para que cualquier ciudadano independientemente de su renta y origen social pueda compartir pupitre gratuitamente en colegios a los que presuma mayor pedigrí que los públicos. Una polémica demanda en grado de tentativa extraña y provisionalmente abortada horas después de aprobarse en el Parlamento por los mismos que la inspiraron.
El espíritu de la iniciativa no es garantizar la mejor educación, sino simplemente la libre elección tras la que subyace un notorio menosprecio a la educación pública. Pero, puestos a enarbolar banderas, como esta lógica se extrapole a la sanidad nos enfrentamos a un severo dilema. Imagínense a un ejército de ciudadanos afectados por las debilidades y demoras en la sanidad pública reclamando sanidad privada gratis para ir al médico en clase 'bussines' sin colas ni listas de espera.
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