Las tradicionales doce uvas
SANTANDEREANDO ·
El aforismo de Eugenio D'Ors según el cual «lo que no es tradición es plagio» carece de consistencia. La tradición también se instaura. Así, ... las tradicionales doce uvas de Nochevieja comenzaron a ser tradicionales en España a principios del siglo XIX. Antes, las uvas se tomaban sin contarlas y de postre. Lo de las doce uvas fue una ocurrencia anónima para la que se han buscado justificaciones poco convincentes.
En Santander, encuentro una primerísima referencia en 'El Cantábrico' (3.I.1912), debida a Nevermore, seudónimo de un periodista local amante del 'nunca más'. Su teoría goza de sólido fundamento: «En algunos teatros de Madrid era tan fuerte la preocupación de las uvas tradicionales entre los autores, y especialmente entre las actoras, que tuvo que suspenderse la representación, mientras daban las doce boqueadas de 1911, para comer las uvas, cumpliendo la supersticiosa creencia de que así se consigue un año feliz. «Demostrando la razón / el público bonachón / de mas de una triple buena / al salir de nuevo a escena / le dio la gran ovación»». Tres años después, 'La Atalaya' (3.I.1915) previene contra los desmadres: «La continua y alborozada juerga con que los alegres trasnochadores despidieron anteanoche el año... tuvo en la mañana de ayer un sangriento epílogo, jóvenes de todas las clases sociales, aprovechando la consabida manga ancha de la autoridad en las fiestas tradicionales se dedicaron durante toda la noche a recorrer las calles cantando y bebiendo con el pretexto de comer las doce clásicas uvas al sonar en el reloj las doce solemnes campanadas últimas del año».
Un tal Casino hirió mortalmente a un tal Eduardo con una cuchillada que le propinó en el pecho. Días después, tras lenta y penosa agonía murió en el hospital. Los detalles del caso no cuentan. Lo que cuenta es advertir que quien no sepa beber se tome las tradicionales doce uvas en su casa. A secas.
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