Mes de la cuchara y el guiso

Durante todo el mes de noviembre, el restaurante El Tejo de Solares ofrece a sus clientes y exhibe en un menú especial de 15 euros algunas de las especialidades que le han convertido y le han dado fama como una espléndida casa de comidas: los guisos y los platos de cuchara. Mientras Eduardo y Mari Cruz atienden en el comedor a los comensales, de la cocina de María Ángeles Camino salen las ollas con emblemáticos platos de cuchara y bandejas con exquisitos guisos para disfrute del cliente que persigue una cocina tradicional, sencilla, sin aspavientos ni modernidades. Así ha sido siempre la gastronomía de El Tejo, directa y basada en productos de primer nivel, seleccionados estrictamente para conseguir resultados satisfactorios.

Estas jornadas se concretan en una decena de especialidades que comienzan con un contundente cocido montañés, de los que no engañan y bien ilustrado con la morcilla de Medina de Pomar, el tocino, el chorizo, la costilla... Otra opción no menos atractiva es el cocido de garbanzos tipo lebaniego, que tiene como preámbulo una sabrosa sopa de fideos, con toda la esencia y el sabor de los garbanzos y la carne. A continuación, los garbanzos, pequeños y cremosos, secundados por la berza, el tocino, la morcilla, el chorizo, la costilla y la carne de ternera.

El recital de propuestas prosigue con los clásicos caricos montañeses, con su característica tonalidad, siempre solo, sin chorizo ni más complementos. Pura cremosidad para los amantes de la legumbre.

Quien no encuentre entre estas tres opciones su plato preferido para ese momento, aún quedan para elegir las lentejas, las alubias blancas con chorizo y morcilla o los frejoles con arroz, también denominados en algunos ámbitos 'moros y cristianos'.

Entre los guisos con carne se plantean dos especialidades que también son seña de identidad en esta casa: el rabo de vaca y el zancarrón. Cualquiera de las opciones es recomendable, ya que la carne llega en su punto, la salsa es deliciosa y la guarnición de patatas idónea para disfrutar de principio a fin.

Y hablando de concluir, nada mejor que algo ligero pero lleno de sabor y no tan habitual en los restaurante, un queso fresco con su membrillo. Una delicia.