Camargo y el Gobierno regional unen fuerzas para recuperar la ría del Carmen

Precisamente para especificar su papel en esta misión, la Consejería mantendrá un encuentro con el Ayuntamiento de Camargo en las próximas semanas. Es una reunión importante, porque todavía no se ha concretado nada sobre las vías de colaboración que mantendrá el Ejecutivo en este asunto. Sea como sea, la reunión ya es un éxito para el Consistorio de Camargo, hasta ahora la única institución involucrada en la recuperación de la desembocadura. De hecho, el acercamiento de Medio Ambiente sigue a la apelación directa de la alcaldesa, Esther Bolado, durante una presentación de los últimos avances del plan Rialab este pasado verano. «Entendemos que en esta solución tendrá que entrar el Gobierno de Cantabria y la propia Ferroatlántica al tratarse de una de las mayores causantes de la degradación de la ría», señaló entonces la regidora.

¿Qué pasa con Ferroatlántica? Esa es una parte de la ecuación más compleja y que el Ayuntamiento también quiere resolver, pero al menos después de atar todo lo del Gobierno. La empresa, por su parte, ni cierra la puerta ni se ofrece directamente a participar en la descontaminación, según informaron a este periódico fuentes cercanas a la compañía. La intención es que haya encuentro, pero toca esperar.

Ha pasado cerca de un mes desde que el departamento de Guillermo Blanco se citó con la Asociación Ría a través del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA). En esta reunión, la agrupación conservacionista explicó a fondo su trabajo en la ría del Carmen y de Boo, los detalles del plan Rialab, un proyecto que ya se aplica sobre el terreno. Para hacerse una idea aproximada de las bases de la iniciativa, estos ingenieros con base en Muriedas llevan años trabajando para constatar la eficacia de una planta específica a la hora de combatir la contaminación.

Esta planta es el carrizo, que ha demostrado ser capaz de retener y aislar la losa de metales pesados y residuos en general que han lastrado la existencia de la ría y la de los seres vivos que habitan en su cauce. Demostrada ya esa tesis, el colectivo naturalista quiere determinar ahora cuál es la zona más idónea para construir esas «marismas naturales» rendidas al carrizo, como denominan sus integrantes, el presidente de la agrupación, Diego Cicero, a la cabeza.

Esa es la razón de ser de las tres estaciones experimentales escalonadas desde el mes de agosto en uno de los márgenes de la ría, en pleno parque de la Ría del Carmen. Estarán ahí durante un año entero, tiempo en el que se estudiará la supervivencia y desarrollo del carrizo -también la verdolaga marina- en función de la salinidad y el régimen de inundación.

El éxito del proyecto Rialab y el confinamiento de las 160 hectáreas de sedimentos presentes en su cauce depende directamente de la financiación que las instituciones destinen a la causa. El año que viene hará una década desde que el Ayuntamiento de Camargo creo una asignación específica para recuperar el estuario a través de la Asociación Ría, un colectivo que ha ganado mucha notoriedad y ensanchado sus relaciones internacionales gracias a su vanguardista línea de investigación alrededor de la ingeniería ecológica.