Una ruta entre orquídeas salvajes para recorrer Liencres

Una veintena de especies de orquídeas silvestres florece cada año, entre los meses de febrero y agosto, en el Parque Natural de las Dunas Liencres, en el municipio de Piélagos.

Se trata de uno de los muchos atractivos, quizá el menos conocido, de un entorno protegido que, en la inmensa mayoría de los casos, se asocia con sus dos playas -Canallave y Valdearenas-; con la práctica del surf; con los paseos en bicicleta o a lomos de un caballo e, incluso, con excursiones infantiles por sus característicos pinares.

Precisamente, dar a conocer la flora específica de un terreno hostil y cambiante como es el Parque Natural de Liencres, no sólo de su sistema dunar, sino también del pinar plantado en 1949 para fijar y estabilizar la arena de este ecosistema costero, es el objetivo de una de las actividades organizadas por la empresa de turismo de la naturaleza Cantabria Experiencial.

Jon Palazuelos, su gerente, explica que la idea de esta propuesta de senderismo interpretado es que cualquier persona tenga la posibilidad de conocer «uno de los puntos más calientes en Cantabria a nivel de especies de orquídeas silvestres», como es Liencres.

«Mucha gente habrá paseado por aquí y no se habrá dado cuenta de que en los bordes de los caminos hay un montón de tipos diferentes de orquídeas», afirma Jon Palazuelos, quien precisa que, en total, son unas 20 las especies que, durante el año, desde febrero hasta finales de agosto, van floreciendo en todo el parque, también en el pinar hasta el arroyo.

A lo largo de un recorrido, que no excede de los cuatro kilómetros, que parte de la franja dunar y que, posteriormente, se adentra en el interior del pinar, los participantes en esta actividad pueden descubrir algunas singularidades de este ecosistema costero, donde se encuentran plantas adaptadas a «un terreno cambiante, con pocos nutrientes y poca retención de agua» como, por ejemplo, el Verbascum thapsus, popularmente llamado gordolobo; el Dianthus hyssopifolius o clavel silvestre; el Eryngium maritimum o cardo marítimo y/o la Anthyllis vulneraria o vulneraria.

Además, conocerán la relación estrecha de las orquídeas silvestres con los hongos a lo largo de toda su vida, un hecho que «hace posible que florezcan en ambientes donde otras flores, de similares características, lo tendrían más complicado».