Multitudinaria despedida a Raúl Ramírez en Santoña
Cientos de familiares y amigos se han congregado en la iglesia de Santa María del Puerto para dar el último adiós al joven portero del Colindres
Santoña ha despedido con el corazón roto a su joven vecino, Raúl Ramírez. Cientos de familiares y amigos del portero del Colindres, fallecido el pasado ... lunes, se han congregado esta mañana en la iglesia de Santa María del Puerto para dar el último adiós a un chico que regaló «cariño y bondad» a lo largo de sus 19 años de vida.
El templo se ha quedado pequeño para acoger a la multitud de personas que han asistido al emotivo funeral. Gran parte de los asistentes - especialmente antiguos y actuales compañeros de clase y de los equipos de fútbol en los que militó- han escuchado la misa desde el exterior del templo, en la que ha imperado un sobrecogedor silencio, solo roto por los aplausos del final con la salida del féretro.
«Todos estamos afectados porque Raúl era un poco de todos», ha expresado el párroco local, Juan Carlos Fernández, desde el altar, reconociendo el enorme dolor de la familia y de sus amigos del alma ante la perdida de un ser querido «en lo mejor de la vida». El cura ha ensalzado las cualidades de Raúl, 'Raulito', aludiendo a «su calidad deportiva, su bondad, su cariño hacia los demás y su buen hacer». Y es que el joven ha sido «un gran deportista no solo en lo profesional sino también en lo humano. Un buen hijo, un buen chaval. Ejemplo para los pequeños, alegre, jovial, de corazón grande y cariñoso para los suyos y para todos».
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Unas palabras que han creado un nudo en la garganta entre los presentes y han hecho asomar las lágrimas al recordar la «huella imborrable» que deja el joven en el pueblo que le vio nacer, crecer, formarse y disfrutar de su pasión: el fútbol. Los vecinos de esta villa marinera aún son incapaces de asimilar la repentina e injusta marcha de un chaval repleto de «sueños, inquietudes, proyectos y ganas de vivir».
La emotiva eucaristía ha contado con las voces de la coral Virgen del Puerto, de la que forma parte, tocando el piano, la madre de Raúl, que no se ha separado de un guante de portero de su hijo. La agrupación ha interpretado varias piezas solemne, concluyendo la homilía con la Salve Marinera. Además, el féretro, durante la misa, fue cubierto con uno de los mantos de la Patrona de Santoña.
En su discurso, tras leer el evangelio, el párroco ha hecho un símil con las estaciones del año, manifestando que la vida de Raúl es «una primavera» para «aquellas personas que recibirán sus órganos», haciendo referencia a la decisión tomada por la familia. «La donación de órganos es un acto de generosidad, ofreciendo esperanza y posibilidades para muchas personas que enfrentan enfermedades terminales. Gracias Raúl por morir dando vida».
Por último, el sacerdote le ha pedido al joven que «no nos metan el gol de perder la esperanza, de seguir luchando por crecer como personas, el gol de no seguir viviendo como tú: con generosidad y simpatía. Enséñanos a ser buenos porteros contra todo esto, ayúdanos a ser mejores personas y a saber jugar en el equipo de la vida con espíritu deportivo, sacando lo mejor de nosotros mismos, dispuestos a ayudar a los demás. Entonces, podremos decir que ha merecido la pena conocerte, quererte y ver como entrenabas, jugabas y vivías».
«Huella imborrable»
El sentimiento de tristeza, consternación y conmoción ha invadido el interior del templo en el que se han reunido, además de vecinos, cientos de jóvenes, sin consuelo, que han compartido momentos, anécdotas, partidos y sonrisas con Raúl. Al final de la misa, uno de ellos, en nombre de todos los amigos del deportista, ha tomado la palabra para rendirle homenaje y asegurar que su marcha deja una «huella imborrable».
Ha definido al portero del Colindres como una persona que «siempre se preocupaba por la gente que quería» y como un «grandísimo ejemplo» para las generaciones más jóvenes« a los que ha cuidado y enseñado en los campus de verano en los que participaba. »Los niños le adoraban y le recibían con la mayor de las sonrisas«.
Desde el púlpito, ha alabado que Raúl «era de las personas más leales que hemos conocido nunca y sin ningún tipo de maldad». Ha fallecido haciendo lo que más le gustaba: «el fútbol y la portería, sus grandes pasiones. Raúl tenía un sueño y, pese que ha acabado de forma abrupta y repentina, no ha parado de luchar y pelear por conseguirlo. Era un ejemplo de trabajo, superación y esfuerzo constante».
Antes de finalizar el funeral, ha hecho mención a la «devoción» que el joven tenía por todos sus seres queridos y le ha evocado como «un ejemplo a seguir en todos los aspectos de la vida y por su eterna sonrisa, la cual nunca morirá».
Cientos de personas aguardaban en el exterior de la iglesia la salida del féretro para arropar a la familia en este duro trance. El dolor y el silencio solo se ha roto con cerrados aplausos a los que han seguido infinitos abrazos de aliento, que el padre de Raúl ha agradecido públicamente con un «gracias de corazón».
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