Comienzan las obras de rehabilitación del antiguo teatro de Isla Pedrosa

Todavía hay mucho por hacer, pero el antiguo teatro ya ha resurgido de la maleza, esa que poco a poco se había encargado de engullirlo en las últimas décadas. El entorno y las paredes del mismo ya están limpios de hiedras, zarzas y demás plantas acaparadoras. Tampoco queda rastro de las pocas vigas de madera apolilladas y quebradas de lo que quedaba del tejado, ese que se desplomó en 2017, cuando el deteriorado edificio ya únicamente servía de refugio a pescadores en días de tiempo adverso. Casi se han limpiado también los grafitis que ensuciaban la fachada, y de los que a duras penas hay rastro.

Quedan ahora poco más que cuatro paredes. Eso y los emblemáticos y coloridos azulejos que, sobre la puerta principal, forman la palabra 'Teatro'. Están también los obreros trabajando con maquinaria, que incluye una grúa y una pala. Y en la escena tampoco falta el pertinente montón de escombros, maleza, maderas y cerámica que no se ha podido conservar. Es mucho lo que se ha echado a perder, porque el abandono se había cronificado ya en el inmueble pese a que aparece recogido en el catálogo monumental del Plan Especial de la Bahía (PEB), un documento aprobado en 2015 que lo califica como un elemento digno a conservar; pero que no salvó al conjunto de Isla Pedrosa de sumarse en 2021 a la Lista Roja de patrimonio en peligro de desaparición que elabora la Asociación Hispania Nostra.

Pero esa ruina forma cada vez más parte del pasado. El inmueble es ya casi un lienzo en blanco que, conservando su historia, empieza a mirar con esperanza al futuro. Uno en el que, según los planes fijados por la Fundación Cántabra para la Salud y el Bienestar Social, dependiente de la Consejería de Empleo y Políticas Sociales, el teatro pasará a acoger un centro de interpretación sobre la propia Isla Pedrosa. Este edificio en cuestión es uno de los más reconocibles del recinto y fue construido en pleno reinado de Alfonso XIII, cuando el complejo pasó de ser lazareto a sanatorio marítimo infantil por orden del monarca −de hecho se le bautizó Teatro Infanta Beatriz en honor a una de sus hijas−.

Era además, junto a la gran escalinata imperial que hay a su vera, el inmueble que daba la bienvenida a los visitantes que llegaban tras bajar en el embarcadero por la línea marítima regular que comunicaba con Santander cuando aún no existía el puente de acceso actual al islote. La obra que se está acometiendo, con un plazo de ejecución de seis meses, sólo es la primera fase, centrada en consolidar la estructura y recuperar la imagen exterior que lucía hace un siglo con labores sobre la envolvente, las fachadas, el suelo y la cubierta. Quedará pendiente una segunda intervención para terminar de habilitar el espacio como centro de interpretación, para lo cual, desde la Consejería, a preguntas de este periódico, han preferido no concretar fechas, pero, según está previsto, expondrá un valioso patrimonio documental y fotográfico.

La recuperación del teatro ha sido presentada como la primera piedra para la rehabilitación integral de los vestigios del desaparecido sanatorio. Al mismo tiempo se está acometiendo la mejora del edificio más cercano al teatro, centro en el que actualmente se coordina la ayuda domiciliaria, y que se encontraba ya bastante arreglado en parte de las dependencias, pero que se está terminando de rehabilitar para acoger aulas de formación. Entre los seis grandes edificios que conforman el complejo de Isla Pedrosa quedará, junto a otro pabellón en la entrada, el de la reina Victoria Eugenia, donde se alojaban las mujeres. El plan de la Consejería, a través del Instituto Cántabro de Servicios Sociales, es invertir seis millones de euros de fondos europeos para su conversión en centro de mayores con gran dependencia, un proyecto que hace unos meses anunciaron de cara a entrar en funcionamiento en 2024 con 25 plazas. Queda por ver si esa idea −junto a la del centro de interpretación− termina de fraguarse o pasa a ser uno más de los proyectos para conservar este singular espacio de la bahía de Santander que han naufragado antes de llegar a tierra.