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Dos empleadas de la tienda Ying de la calle Burgos (donde estuvo Jota) colocan las prendas en los expositores. :: Roberto Ruiz

Las tiendas de moda chinas llegan al centro para competir con las grandes cadenas

Tres establecimientos se han instalado ya en la zona más comercial de la ciudad. El último, en el local que ocupaba Jota

Juan Carlos Flores-Gispert

Sábado, 20 de junio 2015, 07:46

El año pasado la empresaria de origen chino y afincada en Cantabria hace más de diez años Shengmei Liu Ye (a la que todos conocen como Irene) decidió que había llegado el momento «de instalarme en Santander. Ya tenía dos negocios en Torrelavega y quería un buen sitio en el centro de Santander». Así que alquiló el local de 800 metros de la calle de Burgos, donde estuvo la tienda Jota. En él Irene ha montado su tienda de moda 'Ying', en la que ha implantado con Noelia González (coordinadora del establecimiento) un nuevo concepto de negocio, alejado de los tradicionales bazares y plantando cara a las grandes cadenas como Mango, Pull and Bear, Stradivarius o Zara: producto barato y de calidad, y de auténtica moda. Como dice González, «nuestro modelo de negocio se basa en local amplio, atención personalizada y esmerada hacia el cliente, música moderna, limpieza, orden, decoración, la colocación perfecta del producto, desfiles de moda, publicidad y dependientes no chinos. Somos uno más de los negocios de Cantabria. La idea es crear una franquicia de Ying para extendernos por toda España. Irene está ilusionada, «las ventas van bien y el público está respondiendo». Ha creado nueve puestos de trabajo.

En pocos meses tres grandes comercios chinos dedicados al textil y a los complementos han abierto en grandes locales de Santander. Dos en el centro -Ying en la calle Burgos, otro frente al Ayuntamiento- y otro en Calderón de la Barca. Los tres son de la misma familia: el primero de Irene, el segundo de su hermano y el tercero de su cuñado.

Se ha sumado a otras grandes tiendas ya instaladas en la arteria principal de la ciudad, desde Cuatro Caminos hasta Correos. En la calle Burgos está desde hace varios años Sunny, en el pasadizo del número 11. Y en San Fernando hay cuatro establecimientos: Mini, en el número 4, dos Best en el 10 y Unique Vintage en el 64. Pero hay más, sin aspecto de 'chino', como las tiendas Simat y La vie en rose.

Irene ha realizado «una inversión muy importante en el centro, pero cree en los negocios y en el trabajo. Se ha montado sin subvenciones públicas. Abrimos de nueve de la mañana a nueve de la noche, todos los festivos permitidos y ahora durante el verano hasta el 15 de septiembre aprovechando la libertad horaria», remata Noelia. La empresaria, Irene, no quiere aparecer en la foto. Solo tiene 30 años. Está feliz con su nuevo negocio.

Para implantarse más en la población Ying Santander hace un 10% de descuento a los donantes de sangre «porque nos parece muy importante la ayuda a los demás. En este establecimiento tenemos los mejores precios de Cantabria y si alguien encuentra esa misma prenda a mejor precio en otra, le damos la diferencia», dice Noelia González sonriendo con picardía porque sabe de lo que habla: «Las mismas prendas que tenemos nosotros están en otros locales de comerciantes santanderinos no chinos, porque todos compramos en el polígono madrileño Cobo Calleja, donde se venden miles de productos fabricados en China. Vas a comprar y te encuentras a muchos pequeños comerciantes de Santander», desvela.

Así que la capital de Cantabria no solo se ha llenado de grandes locales chinos que hacen competencia a las franquicias y cadenas y están instalados en el centro, sino que «los pequeños comercios también han sucumbido y compran en el polígono madrileño. Y eso es una realidad que nadie puede negar», explica el secretario general de la confederación del Comercio de Cantarina, Gonzalo Cayón. Así que los santanderinos se visten con productos chinos sin saberlo.

«Pagadores y trabajadores»

«Los chinos son pagadores, pero como todos los comerciantes se han resentido con la crisis. Les he tenido que bajar dos veces la renta en los últimos cinco años, porque no pueden hacer frente a ella. Son muy trabajadores y pagan en mano, aunque ahora con algún retraso. Pero dan explicaciones, dan la cara, cuentan lo que les pasa, no van a lo zorro». Lo dice Manuel López, propietario de uno de los grandes locales alquilados a empresarios chinos en el centro. «Se están actualizando porque saben que de no ser así el público dejará de entrar; cambian la decoración, las luces, hacen sus negocios más occidentales, porque los consumidores están huyendo de los chinos con todo el producto amontonado, ni pizca de buen gusto, escasa calidad y en ocasiones no mucha limpieza. Ya hay una nueva generación formada por jóvenes de que se han criado y educado aquí. Son santanderinos, pero de origen chino», remata el citado propietario.

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