Aprobado raspado para el nuevo ruedo de Cuatro Caminos, pero la arena suspende en color
Es la nuestra, pero no es la nuestra. El reencuentro aficionado-ruedo de ayer, a eso de las 18.25 horas (porque siempre hay que ... apurar el último trago), dejó para algunos el poso amargo de ver que la arena que ocupa el piso ya no es la de Santander. El color marrón oscuro, ferruginoso, ha dejado paso al más amarillento de la tierra de los cantos rodados y ha quitado personalidad a un coso de Cuatro Caminos que, más allá de capas y colores, pasaba la prueba de fuego de comprobar si los trabajos realizados a última hora habían servido para compactar el ruedo. A priori, antes de saltar el primer novillo, el aspecto era irregular.
Y es que las necesarias obras para adecuar el ruedo y su drenaje no han finalizado hasta casi el momento del paseíllo. Primero llegó desde tierras palentinas un tipo de arena más grueso, luego otro más fino y, tras su expansión por el ruedo, fue el turno de máquinas, mangueras y animales probando la firmeza de un piso que necesitará tiempo para lograr el mejor estado. Las lluvias nocturnas pusieron más a prueba la situación de un piso que amaneció encharcado, una situación de preocupación que se tuvo que solventar a lo largo del día, después de que hace apenas 48 horas el cemento fuese el protagonista del último intento de adecuar un firme que, pase lo que pase, no llegará a su estado óptimo este curso.
El primer test serio llegó en el paseíllo. Cuando los novilleros trazaron sobre la arena la tradicional cruz en busca de suerte ya comprobaron que, cuanto menos, la tierra era diferente. Espadas, subalternos, caballos y areneros cruzaron el ruedo en dirección al presidente, Manuel Martín, que se estrenaba en sus funciones como relevo de Juan Calahorra, y el piso aguantó el envite.
Para ese momento la arena ya había dado que hablar. Era un cambio necesario, decían algunos. Ya, pero ahora es otra plaza, decían los otros. Si a la hora de valorar un toro o un torero nunca hay acuerdo, menos lo iba a ver en un tema tan arraigado. En lo que sí había unanimidad es la preocupación por el rendimiento de una de las partes fundamentales del festejo, hasta el punto de que, a primera hora de la mañana, no había nada claro.
Las necesarias obras para arreglar el drenaje del coso comenzaron el pasado mes de octubre para evitar episodios como el de la novillada del año 2024, cuando los charcos complicaron un festejo que salió adelante gracias a la épica novilleril. Levantado el piso, arregladas las canalizaciones y limpiado de impurezas el subsuelo, el mayor quebradero de cabeza ha sido la arena, en primer lugar porque la que ha poblado Cuatro Caminos durante buena parte de su historia, llegada de la mina de Reocín, ya no se puede extraer, y en segundo porque la usada no daba garantía de éxito.
El inicio del festejo demostró que las apariencias engañan y que, pese a estar lejos de estar en su mejor versión, el ruedo estaba para torear. Mucha huella tras el arrastre del primer novillo, pero un firme lo suficientemente tenso como para que toreros y reses busquen la simbiosis. La salida del segundo evidenció que la compactación no era duradera y que los areneros iban a tener que trabajar a destajo para tapar agujeros. El novillo enterró las manos en varias ocasiones y el aspecto de la tierra era cada vez de menos consistencia. Con todo, mejor de lo que podía anunciarse horas antes.
Las pisadas de los protagonistas complicaron más el tramo final del festejo, que llegó a una hora en la que después de pedir colorante y otras soluciones varias, los aficionados ya se habían acostumbrado al nuevo tono de la arena. No les queda otra, porque el polvo de hierro es historia y el futuro de Cuatro Caminos pasa por las orillas de los ríos... y porque las capas de arena se compacten con el material más sólido. De momento ayer, la buena nota inicial tornó en aprobado raspado por culpa del estado blando de la arena.
Hoy llegará el verdadero reto, la corrida de rejones. Si cabalgaduras y bravos no dinamitan el trabajo realizado, la Feria de Santiago estará salvada y el ruedo habrá pasado la nota de corte, al menos hasta que lleguen las figuras, que gestionan el estado del piso de una manera más particular, especialmente en el caso de Morante de la Puebla, que ya metió las máquinas hace un mes en la plaza de Burgos para arreglar el estado de la plaza de toros.
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