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La Virgen del Mar pasa por rehabilitación para regenerar una gran parcela de más de 100.000 metros cuadrados –donde se ubica el parque de ... Rostrío e instalaciones deportivas, entre otras equipaciones– y que desde hace años ha visto cómo su terreno se ha ido degradando y cómo los plumeros y otras especies invasoras han ido ganando terreno a las autóctonas. El Ayuntamiento, de la mano de SEO BirdLife y Amica, está poniendo remedio a esta situación a través de su proyecto Santander Capital Natural, con una actuación de regeneración que arrancó hace un par de semanas y que se prolongará hasta final de año. Esta es la última de las siete zonas que SEO BirdLife y Amica han regenerado en Santander para erradicar especies invasoras y mejorar la calidad del suelo.
El ámbito de actuación –donde ya hay carteles y se han plantado algunas especies autóctonas– se sitúa en la costa norte del municipio, muy cerca del cementerio de Ciriego y al lado del aparcamiento que hay junto a la playa. Es una parcela con una superficie de 113.356 metros cuadrados, de los que 26.280 presentan ejemplares dispersos de plumero. En el interior de este terreno está el parque de Rostrío –urbanizado en 2012 tras el uso histórico de la zona como campo de tiro–, que cuenta con distintas instalaciones como un parque infantil, una pista de BMX, un campo de béisbol y una laguna natural en el límite este. Al oeste de la zona de actuación hay una extensión de pradera costera.
En este terreno hay especies invasoras, sobre todo plumero, pero también hay margarita africana y azahar de la China, otras plantas exóticas que también se erradicarán. Según se recoge en el proyecto de esta intervención, el origen de la degradación de este espacio se debe a dos factores: el abandono de la actividad agroganadera tradicional de la zona y su antiguo uso como campo de tiro, reconvertido posteriormente en parque. Así, el objetivo de estos trabajos es restaurar el terreno degradado por la presencia de plumero y comenzar la restauración ecológica para recuperar los hábitats de pradera que había antes en la zona.
Antes de que cesara el uso agropecuario de la parte oeste, había praderas destinadas a pastizales, tanto prados de siega como prados de diente típicos de la cornisa cantábrica. Ahora, se ha convertido en una zona invadida por plumeros. «La invasión del ámbito de actuación es desigual, con ejemplares de diferentes tamaños, desde pequeños con diámetro inferior a un metro, a grandes con macollas –varias plantas que salen del mismo pie– de más de dos metros de diámetro». Su proliferación se produjo por la llegada de semillas desde otras áreas, como la bahía, a este «espacio idóneo de crecimiento», ya que se trata de acopios de tierra sin cubierta vegetal donde se han llevado a cabo movimientos de tierra sin restauración ambiental, las condiciones perfectas para que prenda. Pero no es solo la presencia de plumero la que motiva esta actuación, también lo es la gran degradación que sufre este suelo tras esos usos sucesivos en los que no se ha tenido en cuenta la conservación.
Y, ¿cuáles serán las actuaciones concretas? Los plumeros dispersos se eliminarán de forma manual «siempre que sea posible», intentando afectar lo mínimo posible a la vegetación autóctona que los rodea. Se realizará el desbroce del tronco y la cabeza de la planta con moto-desbrozadora manual y se extraerá el tocón; o bien para triturarlo, o bien para llevarlo a una zona de acopio controlado para evitar su rebrote. En los casos que el tamaño haga inviable la extracción manual, se utilizará maquinaria pesada, como mini palas.
Para poner remedio a la baja calidad del sustrato, se depositará sobre ella la parte aérea –el tronco– desbrozada de los plumeros. Esta parte no tiene capacidad de rebrote y sirve para aportar materia vegetal que mejorará la calidad del suelo según se vaya descomponiendo. También evitará la erosión y la pérdida de humedad del suelo desnudo. En las áreas que necesiten aporte extra, se añadirán restos de siegas de praderas del municipio. También se sembrarán herbáceas, sauces, encinar cantábrico y brezal. Este último, cerca de la laguna natural –cuyas dimensiones se ampliarán– ubicada en la zona norte de la parcela.
Las actuaciones arrancaron en marzo y terminarán en diciembre. Durante marzo y abril, los operarios están centrados en el desbroce y eliminación mecánica de invasoras. En mayo y junio, se aplicará herbicida para terminar de erradicar lo que quede y desde junio a a agosto se realizará el desbroce final. De mayo a agosto, también se colocarán los restos de plumeros y otras siegas sobre el terreno para mejorar su calidad. En abril y en octubre se sembrarán herbáceas y brezal y, el resto de plantas –los árboles autóctonos–, se colocarán en noviembre y diciembre.
Esta es la séptima –y última– actuación para recuperar espacios degradados dentro del proyecto Capital Natural. Las otras zonas fueron Las Llamas, La Remonta, las Pozonas de San Román, El Alisal, Arroyo Otero y Ciriego. Entre las siete suman más de 250.000 metros cuadrados.
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