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El secretario del Servicio al Desarrollo Humano Integral del Vaticano, Bruno-Marie Duffe (d), y Mercy Chirambo (i), de Cáritas Malawi . efe

Las ONG critican la tibieza de los acuerdos alcanzados en el COP24

Los representantes de los países reunidos en Polonia no concretan cómo reducir las emisiones ni cómo financiar a los más pobres

Doménico Chiappe

Domingo, 16 de diciembre 2018

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El acuerdo alcanzado en Katowice (Polonia) para luchar contra el cambio climático se ha celebrado como un logro político, más por haber sorteado los obstáculos de varios países, liderados por Estados Unidos, que por la ambición de su contenido. Durante doce días los representantes de 197 países negociaron un protocolo de mínimos, que tuvo como puntos positivos un reglamento para poner en práctica el Acuerdo de París; un marco común de reglas para garantizar la transparencia de las medidas de cada país para frenar el efecto invernadero; y una flexibilidad a los países en desarrollo para alcanzar sus objetivos.

El nuevo libro de reglamentación redactado durante el COP24 «ha sido todo un reto y demuestra la determinación de las principales economías emergentes de aumentar esfuerzos», sostuvo Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace International. «Muestra que todavía es posible contar con normas sólidas. Estas reglas ahora proporcionan una columna vertebral al Acuerdo de París y aseguran que los países, con el tiempo, asuman mayores responsabilidades y rindan cuentas».

La larga y tensa negociación no logró, sin embargo, persuadir a los firmantes para que tomaran medidas claras para disminuir las emisiones de CO2. «Los gobiernos han defraudado al mundo otra vez. Han ignorado la ciencia y, al hacerlo, han ignorado la difícil situación de las personas vulnerables», prosigue Morgan. «Reconocer la urgencia de una mayor ambición y adoptar un conjunto de normas para la acción climática no es suficiente cuando naciones enteras se enfrentan a la extinción. Sin una acción inmediata, ni siquiera las normas más estrictas nos llevarán a ninguna parte. La gente esperaba acción y eso es lo que los gobiernos no lograron. Esto es moralmente inaceptable».

Evidencia científica

De hecho, en el COP24 no se alcanzó el compromiso para elevar las metas nacionales de reducción de gases de efecto invernadero fijadas en 2015. «La aprobación de una primera versión del Reglamento del Acuerdo de París empieza a orientar la aplicación del tratado, aunque deja aún demasiado a la interpretación de los países, o con temas sin cerrar o aparcados para 2019», afirmó David Howell, responsable de Clima y Energía de SEO/BirdLife, que estuvo en Katowice. «Un pequeño bloque de países petroleros se ha encargado de poner palos en la rueda de la imprescindible negociación de la conferencia. Al estupor y la impotencia generada por esta postura insolidaria e irresponsable, la mejor respuesta en el futuro más inmediato es adoptar políticas de reducción de consumo de los combustibles fósiles, su principal herramienta diplomática y geopolítica».

Mientras la descarbonización de la economía quedó pendiente de una próxima conferencia, la contención de las consecuencias del calentamiento global quedó a la «voluntad» de cada gobierno. A pesar del llamado a «aumentar su ambición climática y reducir las emisiones más dañinas», no se suscribió ningún artículo vinculante en ese sentido, debido a la oposición de algunos representantes a aceptar la evidencia científica.

Como ejemplo, por poco no se incluyó en el documento final el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) de la ONU, que demuestra la existencia del cambio climático, causado por la acción del ser humano. El panel de expertos urgió a limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados, un reto enorme cuando las emisiones de gases de efecto invernadero subieron un 2,7% en 2018 y desde la era preindustrial se ha incrementado un grado. Finalmente se incluyó su recomendación de reducir las emisiones en casi 50% en 2030 respecto a 2010.

«Lo que hemos visto en Polonia revela una falta de comprensión fundamental de la urgencia climática actual por parte de algunos países», mantuvo Manuel Pulgar-Vidal, líder del Programa Internacional de Clima y Energía de WWF. «El futuro de todos está en juego. Necesitamos que todos los países se se comprometan a aumentar la ambición climática antes de 2020».

También quedó pendiente concretar cómo será la financiación de los países pobres, unos 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, para enfrentar el reto de desarrollarse de manera sostenible y adaptarse, al mismo tiempo, al cambio climático. «Son logros muy discretos», sentenció Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife. «Es triste. Tal vez, y lamentablemente, el mejor resultado posible en un momento geopolítico delicado».

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