Carreras de motos en la azotea del parking de La Carmencita
Se disparan las quejas de los vecinos que denuncian ruido constante, alarmas de vehículos y ausencia de control municipal en el aparcamiento
El aparcamiento de La Carmencita, en el barrio de La Inmobiliaria, se ha vuelto en las últimas semanas uno de los puntos más comentados de ... Torrelavega. Lo que se diseñó para dar servicio de estacionamiento a una zona muy poblada se ha transformado en un lugar polémico, con motos circulando a gran velocidad, derrapes, alarmas que suenan a todas horas y quejas vecinales que no dejan de crecer.
En las redes sociales de 'Torrelavega se mueve' circulan vídeos grabados por los propios residentes desde sus ventanas. En ellos se ve a jóvenes que entran con las motos al aparcamiento y empiezan a hacer caballitos o carreras en dirección contraria, como si estuvieran en un circuito cerrado. No es un hecho aislado, dicen, sino algo que se repite cada poco.
«A veces parece que tenemos una concentración de motos bajo casa. Entre los acelerones y las alarmas que saltan, no hay manera de dormir», explica un vecino. Otro asegura que más allá del ruido está el miedo: «Con las motos pasando tan rápido, cualquier día ocurre un accidente».
El presidente de la Asociación de Vecinos de La Inmobiliaria, Gonzalo Llamosas, se muestra especialmente crítico. Recuerda que el aparcamiento fue una propuesta vecinal: «Hace nueve años se lo planteamos al Ayuntamiento y ahora está abandonado. Quitaron la vigilancia porque decían que era cara y las cámaras que iban a instalar siguen sin funcionar». Llamosas insiste en que lo que ocurre por la noche es «una sinvergüencería» y lamenta que el barrio dé esta imagen.
La sensación de descontrol no se limita a las motos. En el último mes el aparcamiento también ha sido escenario de botellones y hasta de la grabación de un videoclip, lo que ha indignado aún más a los vecinos. «Si cualquiera puede venir aquí a grabar un vídeo de música y montar ruido durante horas, es evidente que no hay seguridad ni nadie pendiente», comenta otro residente.
Las peticiones al Ayuntamiento se repiten: que se coloquen todas las cámaras planteadas en el proyecto, que haya presencia de vigilancia y que se busquen fórmulas para que el espacio deje de ser un punto negro. Algunos vecinos incluso plantean que se cobre por usarlo si eso garantiza cubrir los gastos de seguridad.
De momento, el malestar va en aumento. Y cada vez que cae la noche, quienes viven junto al aparcamiento se preguntan si volverán a escuchar derrapes y alarmas hasta la madrugada.
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