Gigantes de agua en la costa de Cantabria
Santa Marina y La Vaca son las dos grandes olas de una región con un gran potencial por explorar para los "tamañeros"
Alvaro G. Polavieja
Sábado, 5 de abril 2014, 23:46
Cantabria cuenta en su haber con el registro de la ola más grande de cuantas se han contabilizado en el litoral español. La gigantesca masa de agua fue detectada por la boya Augusto González de Linares a veintidós millas frente a Cabo Mayor durante un gran temporal que azotó la costa cántabra a finales de enero de 2009. El tamaño registrado por la boya fue nada más y nada menos que de 26,13 metros, unas proporciones similares a las de un edificio de siete plantas. Con lo que, no cabe duda, Cantabria cuenta con un destacado potencial en materia de grandes olas, algunas de las cuales no solo son surfeadas tanto por surfistas locales como foráneos, sino que ya acogen competiciones de carácter nacional e internacional.
Frente a los "spots" tradicionalmente visitados por los amantes de este deporte como Somo, Liencres, San Vicente, Noja, Santoña o Laredo, en Cantabria existen otros "picos" más selectos, a los que solo entran aquellos surfistas que cuentan con los conocimientos, el entrenamiento y la experiencia necesarios para hacer frente a olas de tamaños que tienen muy poco que ver con aquellos que se encuentra un surfista medio al meterse al agua. Se trata de olas que van desde los tres, cuatro o cinco metros con que se coge la ola de Santa Marina, en el municipio de Ribamontán al Mar, hasta los ocho metros que se han llegado a surfear en La Vaca Gigante, spot situado en la zona de la playa de El Bocal, en Santander. Se trata, pues, de olas que congregan a más gente dispuesta a disfrutar del espectáculo desde la costa que a surfistas en el punto crítico donde se funden la adrenalina y el miedo con la tensión, el éxito y el peligro. Por ello, cuando las condiciones del mar anuncian la confluencia de los elementos necesarios para que se activen las grandes olas -tamaño y periodo de ola, dirección del oleaje y fuerza y dirección del viento- cada vez resulta menos extraño encontrarse a una multitud más o menos generosa apostada en un acantilado mirando con prismáticos y cámaras de fotos los intentos de unos pocos elegidos por domar las olas más grandes que llegan a la costa de Cantabria.
Santa Marina y La Vaca
La primera gran ola conocida y surfeada en Cantabria es la ola de la isla de Santa Marina, situada en el extremo más oriental de la playa de Somo, concretamente frente a la zona conocida como "Los Tranquilos". Cuando por efecto de los temporales y de la inestabilidad atmosférica en el Atlántico norte el mar entra con fuerza en la zona de la isla, las grandes ondas de agua, que pueden alcanzar tranquilamente los cinco metros de altura, chocan contra la isla de Santa Marina. En ese momento, la parte de la ola que supera la isla se convierte en una impotente barra que avanza a gran velocidad hacia la playa, superando una zona rocosa que supone un gran peligro para quienes se lanzan a surfear esta ya mítica ola.
En el caso de esta localización, en la que cada año se celebran diferentes competiciones de surf extremo, además del necesario tamaño de ola se requiere la coincidencia de vientos del nordeste, por ser los más indicados para que la ola ofrezca su mejor versión a aquellos valientes que se atreven a lanzarse cuando ésta muestra todo su potencial.
En el caso de La Vaca, se trata de una ola que ha requerido un mayor desarrollo del surf para ser descubierta por surfistas como Oscar Gómez, Raúl García o Daniel Pablos, y para que fuera incluida posteriormente entre las pruebas de referencia a nivel nacional en materia de grandes olas. No es de extrañar que así haya ocurrido, por cuanto se trata de la ola más grande de cuantas se pueden coger en Cantabria, aunque por razones obvias éste es un logro al alcance de muy pocos surfistas. Básicamente, de aquellos con los conocimientos técnicos y deportivos requeridos para enfrentarse a semejante "monstruo" y la capacidad necesaria para sobrevivir en el caso de caerse y ser engullidos por una masa de agua de tales dimensiones. Porque la ola de La Vaca, que ha llegado a superar los siete metros de altura, parece no haber ofrecido todavía su versión más extrema. Por su situación y orientación, esta ola no requiere de tanto mar para activarse, y cuando se alcanza la cota mínima de tamaño surge como un enorme triángulo de agua frente a los acantilados de El Bocal. Por ello, los propios surfistas creen que puede soportar más tamaño del que se ha visto hasta la fecha, y a buen seguro seguirán expectantes la evolución de la ola surfeable más grande de Cantabria.
Las técnicas utilizadas por los surfistas que se enfrentan a estas grandes olas varían entre el acceso con moto de agua y el estilo clásico, de remada manual, más complejo y exigente. En ambos casos, el riesgo que implica lanzarse a estas grandes olas es importante incluso para aquellos que están bien preparados, por lo que, en estos casos y lugares más que nunca, como dice el refrán... «Al mar, de Su Excelencia».
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